Unidad sin demagogias

La polémica suscitada y malintencionadamente alimentada por el PSOE en torno a las firmas que piden el indulto para dos vecinos de El Ejido, tramitadas con los votos del PP y del PSOE, es el ejemplo palpable de cómo llevar a cabo estrategias políticas interesadas, aunque para ello haya que llevarse por delante la imagen de un municipio que ha hecho grandes esfuerzos por hacer de la tolerancia y del respeto a los valores multiculturales una bandera propia. Todos los que conocemos de cerca la realidad de El Ejido sabemos que es un ejemplo de convivencia. Por ello la actitud del PSOE de intentar criminalizar a todo un pueblo para sacar rentabilidad política nos entristece enormemente.

La obligación de cualquier gobierno es escuchar a la sociedad; una responsabilidad que en el caso de los Ayuntamientos, institución más cercana al ciudadano, es básica y prioritaria, como lo es el facilitar a los vecinos los cauces administrativos necesarios para hacer llegar sus inquietudes a las instancias correspondientes, en este caso el Ministerio de Justicia, que es el que tiene que decidir. Esa actitud de servicio no está reñida en absoluto con la defensa de los colectivos más desprotegidos, como el de inmigrantes, que en el caso de El Ejido es una tarea diaria y primordial que el equipo de gobierno realiza con magníficos resultados. Sólo hay que darse un paseo para comprobarlo, algo que Chaves debería hacer más a menudo.

El PP se va a oponer como siempre a cualquier actuación con acento racista o xenófobo y trabajará como hasta ahora por la integración de todas aquellas personas que contribuyen al desarrollo de la comunidad y del país, vengan de donde vengan. El PSOE, por su parte, ha estado ocho años pidiendo papeles para todos, mientras sus actuaciones para mejorar la situación de los inmigrantes y ayudar al Gobierno a atender la lucha contra las mafias ha brillado por su ausencia. Esa postura demagoga, plagada de gestos pero carente de hechos y empeñada en abrir brechas en la sociedad andaluza no es propia de un gobierno que presume de talante y de progresía.

Es muy fácil ver los toros desde la barrera de San Telmo y no bajar a la plaza del día a día en un municipio. Es muy fácil hablar y no actuar, y defender lo estéticamente correcto dejando aparcada la ética. La actitud del PSOE andaluz contrasta radicalmente con sus políticas, que en el campo de la inmigración son inexistentes. Basta recordar la Mesa por la Inmigración, una puesta en escena orquestada por la Junta, en la que el PSOE rechazó todas y cada una de las 180 iniciativas presentadas por el PP, y cuya repercusión social no ha ido más allá de la foto.

Los gobiernos están para unir, no para promover fracturas sociales. Están para dialogar, no para confrontar. Y, ante todo, están para servir a la sociedad, no a los intereses políticos de ningún partido, que parece ser el verdadero epicentro de una cuestión en la que el PSOE debería procurar más compromiso, más unidad y menos demagogia.

Juan Ignacio Zoido es secretario general del PP de Andalucía