_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Huevos por la patria

Demostrando su altruismo, nuestro presidente propone suprimir la tradicional ofrenda floral de cada 11 de septiembre al monumento de Rafael Casanova, para de este modo evitar el tradicional abucheo y la ofrenda de huevos que reciben, sobre todo, los del PP. Su idea es que el acto sea unitario y que se celebre en otro lugar (para alegría de Josep Piqué, que se ha mostrado encantado). Es tranquilizador comprobar que Maragall no hace más que seguir las tendencias políticas de George Bush, que para acabar con los incendios decidió talar los bosques.

Eso sí, para llevar a cabo esta mejora en la calidad de vida de los del PP, deberíamos realizar algunos cambios. Si la ofrenda a Rafael Casanova tenía lugar hasta el día de hoy frente a la estatua de Rafael Casanova, es porque Rafael Casanova es el sujeto al que se dedica la ofrenda. El pueblo catalán, con su simplicidad, no comprendería del todo que se hiciese la ofrenda floral a Rafael Casanova frente a la estatua de Pitarra en La Rambla, pongamos por caso. De manera que la solución más lógica es trasladar la estatua de Rafael Casanova a un lugar menos atractivo para los abucheadores. Se trataría de desmontarla (no sería la primera vez), embalarla, asegurarla contra robo o pérdida y volver a montarla, por ejemplo, sobre la simbólica depuradora del Fórum. La empresa que ha llevado hasta nosotros a los guerreros de Xian podría encargarse de ello con total solvencia. El día de la ofrenda (que, si nuestro presidente no lo ve mal, seguiría siendo el 11 de septiembre), podría volver a implantarse la prohibición de entrar comida en el Fórum, por lo que evitaríamos los huevos.

Sólo una duda me asalta. ¿Hasta qué punto es legítimo suprimir esta ofrenda de huevos, si ya es una tradición catalana? Y no me digan que para ser tradición debería tener unos siglos de antigüedad. La tomatina de Bunyol, según leo en su página web, se cree que empezó en 1945 en la plaza del pueblo cuando, al paso de las autoridades y la banda de música durante un desfile de gigantes y cabezudos, un grupo de jóvenes que querían participar en la comitiva empujaron a los que iban disfrazados. Como ven, la tradición tiene el mismo origen (la burla del pueblo hacia sus políticos) y hace sólo 59 años que se lleva a cabo. Si consideramos tradición la ofrenda de flores a Casanova, que después del franquismo se volvió a implantar de manera institucional, también debemos considerar tradición la ofrenda de huevos, que no es mucho más nueva. Así que, por lógica, el Departamento de Cultura debería subvencionar a los gamberros que la llevan a cabo. Y les aseguro que una subvención sería una manera letal de acabar con ella para siempre.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_