Brasil apuesta por un bloque fuerte ante los ricos
Brasil acude a la cumbre de Guadalajara con la convicción de que el fortalecimiento de un bloque comercial de países emergentes es la vía para negociar desde una posición de fuerza con las naciones más ricas y reducir las enormes diferencias Norte-Sur. El presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, llega a México directamente desde China, en un viaje que sin duda le habrá servido para ratificar la importancia de aumentar las exportaciones para ganar divisas y asegurar el crecimiento. La firma de una quincena de acuerdos comerciales entre China y Brasil ha sido presentada por ambas partes como ejemplo de "una nueva geografía económico-comercial".
La búsqueda de nuevos mercados es esencial para el desarrollo del gigante de América del Sur, cuya economía sigue sometida a los vaivenes de los mercados financieros que le impiden crecer a un ritmo sostenido. Brasil vive una extraña paradoja. El superávit de la balanza comercial en lo que va de año (10.000 millones de dólares) es un 50% superior al registrado en el mismo periodo de 2003, según un informe del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior. Asimismo, el Gobierno ha seguido las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) de mantener un elevado superávit fiscal primario, que llega al 4,5% del producto interior bruto (PIB), y unos tipos de interés elevados -el tipo de referencia es del 16%- para evitar la salida de capitales.
Los defensores de mantener elevados los tipos de interés -el Ministerio de Hacienda y el Banco Central- sostienen que la medida es necesaria para afrontar la acuciante necesidad de capital de Brasil para refinanciar su deuda y evitar la suspensión de pagos. Sin embargo, los altos tipos tienen efectos negativos, ya que desalientan la producción. En definitiva, los tipos de interés retroalimentan el crecimiento de la deuda, que supone hoy el 57%. La deuda real era en 2002 de 881.000 millones de reales (293.000 millones de dólares) y pasó a 913.000 millones de reales un año después.
El desempleo sigue siendo elevado, el 12,3%, aunque el Gobierno subraya que el primer trimestre de 2004 ha mostrado una tendencia interesante, con la creación de 347.000 puestos de trabajo. Es el mejor resultado de los últimos 12 años, según el ministro de Hacienda, António Palocci, que asegura que Brasil ha ganado la batalla de la inflación, que ha disminuido del 40% en 2002 al 12,5% actual.
La mayor espina que tiene clavada el Gobierno de Lula es el combate contra la exclusión social, donde hizo las mayores promesas durante la campaña electoral. La campaña Hambre Cero no ha dado los frutos esperados. Finalmente, el Gobierno reorganizó el área social con la unificación de tres ministerios en uno.
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