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El Atlético prescinde de Manzano

Cerezo anuncia que no renueva al técnico y éste asegura ahora que él no quería continuar

Gregorio Manzano no seguirá el año que viene entrenando al Atlético. Según él, porque él mismo tomó esa determinación hace dos meses. Según Enrique Cerezo, el presidente, porque la entidad lo decidió hace dos días. Según ambos, porque la relación se había "enfriado". Un deterioro que a ninguna de las dos partes le pareció pertinente explicar. El técnico llegó el pasado 23 de julio al banquillo del Manzanares en sustitución de Luis Aragonés y acaba su compromiso el próximo día 30 de junio.

Manzano, junto a su representante, Manuel García Quilón, su segundo, Gonzalo Hurtado, y su abogado, entraron a las siete y media de la tarde al Vicente Calderón en el Mercedes del entrenador. En el interior ya les esperaban el preparador físico, Ortega, y otro de sus ayudantes, Pepe Escalante. La idea era firmar el finiquito de todo el equipo de Manzano en una mesa en la que también estaba Miguel Ángel Gil Marín, el consejero delegado. La rúbrica se demoró dos horas. Principalmente, por desacuerdos acerca de los sueldos que aún se le adeudan al técnico y por la forma de pagarle su ficha anual, algo menos de un millón de euros.

El entrenador se quejó de "falta de empatía y vacío de comunicación en los momentos críticos"
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El jienense aseguró que en el mes de marzo notó una "falta de empatía en las relaciones humanas diarias". Algo que "los hombres de fútbol notamos", según desarrolló Manzano. Así, le comunicó al director deportivo, Toni Muñoz, que no continuaría. La parte directiva, sin embargo, no tenía ninguna noticia al respecto. Tampoco los jugadores.

A pesar de tener tan meditado su adiós, hace dos días Manzano aseguraba no saber nada de su futuro. Tampoco dejó entrever esa supuesta decisión en ninguna de sus declaraciones, muy numerosas, sobre su posible renovación: "estoy tranquilo y tengo confianza", sonreía entonces.

Mientras, a Enrique Cerezo le costó encontrar las palabras para explicar la marcha de Manzano, a quien no dejó de alabar como profesional "y como persona". El presidente achacó la decisión a la búsqueda de "un nuevo sistema", pero no concluyó la frase argumentando que era "muy difícil de explicar". Cerezo reiteró que no habían pesado de manera exclusiva los resultados y aseguró que el hecho de que el equipo no se hubiera clasificado directamente para la Copa de la UEFA no era el motivo principal de la ruptura. El preparador no hizo ninguna referencia a los resultados deportivos y se centró principalmente en lo que él calificó de un "distanciamiento mutuo" con los rectores de la entidad rojiblanca, "un vacío de comunicación". Calificó la temporada de "bonita e interesante", aunque concedió que también había sido "decepcionante" al final. Eso sí, volvió a reivindicar su trabajo afirmando que el año que él ha entrenado al club serviría para poner los cimientos de los futuros proyectos del Atlético. El entrenador negó que en su marcha tuvieran algo que ver los jugadores a quienes nunca les comunicó su decisión de abandonar el club.

En sus diez meses en el Atlético Manzano ha tenido una extraña relación con el vestuario. Con algunos jugadores, a quienes ha premiado, ha mantenido una estrecha colaboración. En ese apartado se cuentan alguno de los futbolistas más veteranos. Con otros, casi ha llegado a las manos, como es el caso del rumano Contra o de Burgos. Alguno de los pesos pesados de la caseta tampoco le miraban con buenos ojos por sus erráticas decisiones a la hora de poner o quitar a los futbolistas de la alineación. Tampoco han sentado bien en las tripas del Calderón el que Manzano le dijese a cualquiera que quisiese escucharle que "con esos mimbres" no se podían hacer maravillas y que suficiente mérito tiene el haber conseguido que el Atlético estuviese en puestos europeos durante todo el campeonato. La última ocasión en la que Manzano lanzó ese mensaje fue en público: "Esta plantilla es la que me he encontrado y creo que los resultados han sido magníficos".

El director deportivo del club, Toni Muñoz ha sido su gran defensor. Partidario de la continuidad, Toni ha tratado de sostenerle hasta el final. Además, Manzano ha aceptado todas las decisiones que le vinieron impuestas desde los despachos. Con la excepción de la exclusión de Movilla, una fobia suya por la negativa del medio a marcharse cedido al Mallorca en el cambalache veraniego por Ibagaza y por el que se tuvo que ir a las islas Colsa. Su gran detractor, en cambio, era Jesús Gil, fallecido hace 12 días. El ex propietario del Atlético le atacó en su última comparecencia pública y cuestionó su labor por la grisura del equipo durante toda la temporada.

Gregorio Manzano, durante un entrenamiento.
Gregorio Manzano, durante un entrenamiento.EFE

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