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El G-7 urge a la OPEP a incrementar la producción para reducir el precio del petróleo

Los países más industrializados advierten de que persiste el riesgo para la economía mundial

Los países más industrializados del mundo, el Grupo de los Siete (G-7), presionaron ayer a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para que ayude a reducir el precio del crudo con un aumento de la producción, siguiendo el ejemplo de Arabia Saudí, y pidieron un incremento del diálogo entre países consumidores y productores. Las mayores economías del planeta insisten en que el precio actual del petróleo supone un riesgo para el crecimiento, aunque evitan hablar de crisis. Los problemas llegan más bien del lado de la inflación, que puede forzar una subida de tipos de interés.

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La evolución del petróleo ya estuvo sobre la mesa en los debates del G-7 en la reunión precedente, en Boca Ratón (Florida, EE UU), y hace un mes en Washington, pero nunca se vio con preocupación. La celebrada ayer en el glamouroso hotel Waldorf Astoria de Nueva York debía centrarse en preparar la agenda económica para la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de las principales potencias del mundo (G-8), que se celebrará entre el 7 y el 10 de junio en Sea Island (Georgia, EE UU). Pero el alza espectacular en el precio del crudo de las últimas semanas, que se ha mantenido en los 38 dólares, puede trastocar la agenda para el crecimiento que los países más industrializados quieren sacar adelante.

La conclusión a la que llegaron los ministros de Finanzas del G-7, que representa a dos tercios de la economía mundial, va en ese sentido. "Los riesgos persisten", indicaron en un comunicado. "Una reducción en el precio del petróleo beneficiaría a la economía mundial. Damos la bienvenida a los recientes anuncios de algunos productores para incrementar la producción. Hacemos un llamamiento a todos los productores para que provean un suministro adecuado que asegure que el precio del petróleo vuelve a niveles que apoyen un crecimiento estable y próspero, en particular para los países más pobres", añadieron.

La OPEP tiene previsto decidir sobre un posible aumento de la producción en su cumbre del próximo 3 de junio en Beirut (Líbano).

Crecimiento sólido

El G-7 está ansioso por poder mantener una tasa de crecimiento sólida en la economía mundial al menos durante cuatro años, especialmente en los países de la "anémica" zona euro -como dice EE UU- y Japón. Y para tener una base sobre la que sostener ese crecimiento, el G-7 insiste en que se deben acometer las tan vociferadas reformas estructurales. Pero el encarecimiento del crudo puede entorpecer ese proceso de cambios.

El ministro británico Gordon Brown dijo, en este sentido, que espera que "la OPEP reconozca su responsabilidad con el resto del mundo", y confía en que la propuesta saudí de incrementar la producción de crudo, anunciada la semana pasada, "añada presión a los otros países para hacer lo correcto". Los países consumidores buscan así que la OPEP se comprometa a respetar su horquilla de fluctuación del barril de petróleo, fijada entre 22 y 28 dólares. El precio actual del crudo en los mercados internacionales de futuros puede llegar a frenar el crecimiento económico mundial si se prolonga en el tiempo o sigue creciendo. El G-7 prevé que la economía mundial crezca un 4,25% este año.

"El alza del petróleo representa un riesgo para el crecimiento", dijo el ministro francés, Nicolás Sarkozy. Un peligro que afecta, a su juicio, "tanto a los países productores como a los consumidores". Por eso añadió que el G-7 "anima a los que aún no se han comprometido

[a aumentar la producción] a hacerlo". El comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, espera que la iniciativa saudí "contribuya a calmar a los mercados y tener una evolución de los precios en línea con las necesidades del crecimiento y del control de la inflación". En un tono optimista, dijo que "no hay que preocuparse" porque la última subida vaya a tener "graves consecuencias" en la economía, y afirmó que "el peligro ha pasado".

Almunia se estrenaba así en la exclusiva reunión del G-7 en Nueva York, a la que acudieron los responsables de Finanzas de EE UU, Reino Unido, Francia, Italia y Japón. Alemania, Canadá y Rusia mandaron a funcionarios de alto nivel. Rusia no forma parte del G-7, pero sus representantes acudieron a este encuentro para preparar la cumbre de Sea Island, a la que asistirá.

El G-7 evitó hablar de crisis en un esfuerzo por minimizar la gravedad de la situación. Pero los Gobiernos son conscientes de que no poseen instrumentos para hacer frente a situaciones como ésta. Por eso se mostraron partidarios de que se mejore el diálogo entre países productores y consumidores.

Pero hay un cóctel de consecuencias económicas que inquietan. El alza del precio del petróleo puede reducir el consumo -en el que se basa dos tercios del crecimiento-, penalizar a las empresas, porque se incrementan los costes de producción, y dar alas a la inflación. Y es esto último lo que preocupa: que la Reserva Federal (banco central estadounidense) se vea forzada a subir los tipos de interés, ahora situados en el 1%, el nivel más bajo desde la II Guerra Mundial. Los gobernadores de los bancos centrales del G-7 no estuvieron presentes en la reunión preparatoria del G-8 de Sea Island.

Entre tanto, los países de la OPEP y los expertos del sector insisten en que la situación actual se debe a un problema de refinado que reduce la capacidad y no de producción. A lo que se le suma el incremento de la demanda por el repunte económico y la especulación en el mercado por la tensión en Oriente Próximo. En este sentido, aseguran que introducir más petróleo no ayudará a mejorar la situación en cuanto a los precios. Otra posibilidad sería la de acudir a las reservas estratégicas. Pero Estados Unidos ya ha dejado claro que no piensa hacerlo.

Traslado de empresas

En el marco de los preparativos de la cumbre del G-8 en Sea Island, los ministros destacaron la importancia de que se mantengan los compromisos con el libre comercio, porque son conscientes de que el proteccionismo puede tener consecuencias sobre el crecimiento económico y el empleo. Aún así, consideraron oportuno que se abra un debate en el seno del G-7 sobre la deslocalización de empleos, como un fenómeno reciente que se está acusando especialmente en Japón y EE UU hacia China. En todo caso, comprenden que es una tendencia que está vinculada a la globalización.

Respecto a las reformas estructurales, se va a promover un espacio de debate para el intercambio de ideas sobre cómo hacer frente al gasto en sanidad y pensiones en los países industrializados ante el envejecimiento de la población.

El secretario del Tesoro de EE UU, John Snow (derecha), durante la reunión del G-7 en Nueva York.
El secretario del Tesoro de EE UU, John Snow (derecha), durante la reunión del G-7 en Nueva York.REUTERS
Joaquín Almunia.
Joaquín Almunia.ASSOCIATED PRESS

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