El descanso de las guerreras
Una psicóloga y una masajista abren en Málaga el primer centro especializado en recuperar los vínculos madre e hijo
Cuentan que el masaje infantil es un momento mágico, en el que, en ocasiones, el bebé se arranca a llorar sin saber por qué. "A veces es la salida a una situación estresante o a un trauma como el del parto", explica Silvia Cansino. "Imagínate encontrarte en un mundo como éste sin advertencia previa", argumenta con una sonrisa. Esta masajista ha unido sus conocimientos a los de la psicóloga Carmen Salas. Juntas han montado en menos de seis meses el primer Centro de Apoyo Materno Infantil de Málaga. "Hay una clínica de masaje para niños en Marbella y otra en Jerez de la Frontera (Cádiz), pero nosotros añadimos servicios para mamás cansadas, como masajes, y terapias sencillas para que la relación con nuestros hijos sea más natural", resume Silvia.
Se han instalado en un local visible cerca del río Guadalmedina. El centro, alargado y estrecho como un pasillo, está dividido en dos partes. Carmen atiende en un pequeño despacho y determina el tratamiento más adecuado mediante un sistema basado en las proporciones físicas. La primera sesión, que dura unas dos horas, incluye un estudio de la madre y el pequeño -hasta los ocho años- y cuesta 40 euros. "Después hacemos un curso, que puede durar de tres a cinco sesiones de una hora, en el que se enseña a la madre a masajear al niño", cuentan. Cada hora tiene un precio de 20 euros.
Silvia se ocupa de los masajes. Tiene una camilla -para las madres- y varias esterillas enrolladas sobre las que enseña el masaje infantil. "Trabajo en el suelo con un muñeco, y las madres aprenden con sus hijos", cuenta. Se trata de que la madre deje a un lado consejos que la confunden "que normalmente llegan de todos los frentes, abuelas, pediatras, amigas..." y recupere el instinto maternal. Aconsejan que sea ella quien acuda, aunque también es beneficioso que lo hagan padres, hermanos mayores, o la niñera en casos excepcionales. "Pueden venir todos los miembros de la familia que quieran, no cobramos más", bromean. Silvia aconseja que se utilicen aceites y lociones naturales - "los bebés se llevan las manos constantemente a la boca"- y tiene una estantería llena de cojines y toallas para las clases.
Pertenece a las Asociación Española de Masaje Infantil (AEMI), una agrupación sin ánimo de lucro que promueve los beneficios de esta práctica desde hace 10 años. El masaje, de origen indio, se aplica a los bebés para estimular sus sentidos y nutrirles afectivamente a través de la piel. "Ayuda a que los niños y adultos se hagan más seguros y comunicativos", cuenta la masajista, y por supuesto, relaja mucho: "La semana pasada se me quedó dormido un padre y me tuve que ir a dar una vuelta con el niño".
Hace apenas un mes que han abierto y todavía no han instalado la recepción. "Tendremos un punto de encuentro para que las madres charlen o intercambien experiencias". Quieren que un pediatra que trabaje con homeopatía pase consulta en el centro y aumentar los servicios para "mamás cansadas" añadiendo mascarillas y depilaciones. Por ahora, trabajan en la rama privada. Están seguras de que los beneficios del masaje infantil -que han hecho que muchas matronas aprendan la técnica para tratar cólicos, estreñimiento o insomnio- harán que el sistema nacional de salud cubra la prestación. "Se ha demostrado que los bebés prematuros ganan peso antes si entran en contacto con la madre", aseguran.
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