Ataque de polvos contra Blair
Una protesta obliga a desalojar el Parlamento
La Cámara de los Comunes vivió ayer momentos de pánico cuando desde las tribuna de invitados se lanzaron tres bolsas -en realidad eran condones- sobre los diputados. Una de las bolsas se estrelló contra la espalda del primer ministro británico, Tony Blair, que respondía en ese momento a las preguntas de la oposición en la media hora semanal de control al primer ministro. Otra estalló en el aire, esparciendo una sustancia de color púrpura, y la otra se estrelló contra el suelo tras pasar entre Blair y los miembros de su Gobierno, que le arropaban como cada miércoles. La sustancia era inocua, pero podía haber sido tóxica.
El primer ministro, que no pareció darse cuenta de que uno de los condones se había reventado en su mismísima americana, intentó retomar la palabra, pero el presidente de la Cámara suspendió la sesión de inmediato y ordenó desalojar la Cámara. Craso error, según recapacitó después la clase política: si hubiera sido ántrax (carbunco) el poderoso veneno habría empezado a propagarse de inmediato, convirtiendo la alerta en los Comunes en una alerta general en el centro de Londres. Pese a que desde hace meses estaba en la prensa la posibilidad de que se produjera un ataque como ese, lo ocurrido ayer puso de relieve que de ese debate no ha salido una política clara. Ni las medidas de seguridad adoptadas han evitado el ataque ni los diputados sabían qué hacer.
Desde la pasada Semana Santa, la galería a la que puede acceder el público de la calle sin invitación, simplemente ocupando las plazas libres, está separada de la cámara con una mampara de vidrio. Pero no están valladas ni la galería de la prensa, ni la de invitados ni la que utilizan los lores o los diputados que no pueden acomodarse en los escaños.
El ataque fue realizado por dos hombres en nombre de una asociación llamada Padres pro Justicia, que lleva meses protestando de las maneras más variopintas por todo el país en defensa de los derechos de los padres separados, que a su juicio son maltratados por la justicia a la hora de dictaminar la custodia y derechos de visita a los hijos tras la ruptura del matrimonio. "Los políticos no están tratando nuestro problema con la urgencia que requiere", explicó el fundador de la asociación, Matt O'Connor.
Disfrazados lo mismo de Batman que de Supermán, estos padres despechados igual se suben a una grúa que se encaraman a los pilares de un puente con tal de llamar la atención.
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