_
_
_
_
Reportaje:AULAS

Educación a la carta

Los centros sanitarios andaluces atienden cada día a cerca de 400 niños enfermos en las aulas hospitalarias

Carmen Bizárraga, de 24 años, lleva más de media vida en el Hospital Infantil Virgen del Rocío de Sevilla. La más veterana del aula hospitalaria del centro sanitario andaluz ha visto pasar a cientos de pacientes que, como ella, intentan compaginar su enfermedad con actividades lúdicas y educativas.

En una sala viva, con plantas colgadas del techo y paredes pintadas de colores, que en nada se parece a las salas sobrias de los hospitales, Carmen lee, estudia matemáticas y comenta a las auxiliares que le acompañan las ideas que tiene para escribir su tercer cuento. Cada mañana se reúne con los que se han convertido en su pequeña familia, un grupo de especialistas compuesto por maestros, monitores educativos, auxiliares y psicólogos que logran que el paso por el hospital de enfermos de media y larga duración sea lo menos brusco posible y que su enfermedad no les desconecte del exterior.

En Andalucía, hay 45 aulas hospitalarias distribuidas en 27 hospitales públicos

En Andalucía, hay 45 aulas hospitalarias distribuidas en 27 hospitales públicos y, en el anterior curso escolar, 24.000 alumnos pasaron por alguna de ellas. Cada día, el equipo de especialistas atiende en las aulas o en las habitaciones de los hospitales a cerca de 400 estudiantes, entre tres y 16 años, aunque hay excepciones como la de Carmen.

Cada caso es diferente y requiere un cuidado especial. "Hay niños que llegan menos motivados que otros y lo principal es que se enganchen a algo, no sólo que sigan estudiando sino que estén animados. A los mayores les suele costar un poco más pero es normal, porque son los más conscientes de su enfermedad y los más rebeldes", comenta Ana Delís, maestra del área de Oncología del Hospital Virgen del Rocío.

Delís explica que, para los niños, el aula hospitalaria supone una vía de escape y les permite no perder el contacto con su colegio. "Los padres nos ayudan mucho, se ponen en contacto con los colegios, nos lo dicen y nosotros hablamos con los profesores para seguir el programa de estudios", aclara Pilar Páez, maestra del área de Neurología del Hospital Maternal. La educación que ofrecen los maestros a los niños y a los jóvenes hospitalizados es a la carta. Hay días en que la enfermedad les permite estudiar y otros en los que necesitan relajarse y las actividades son más lúdicas. "Queremos dar atención educativa a todos los niños con patologías crónicas de media y larga duración que están ingresados", añade Paco García, maestro y coordinador de las actividades docentes.

Paco García se ocupa de que niños como Elizabeth Vergara no pierdan el ritmo de estudio. Elizabeth, de 11 años, asiste tres días a diálisis. Mientras recibe el tratamiento, está conectada a su colegio, León Ríos en Viso del Alcor (Sevilla), por videoconferencia. A los pies de su cama, y gracias a una enorme pantalla, ve a su profesora y sigue junto a sus compañeros las diferentes clases. A su lado, su madre explica que aunque no es lo mismo que estar en el colegio, el contacto tecnológico es la mejor manera para no perder el ritmo escolar.

En el hospital, no sólo Elizabeth puede utilizar el ordenador para conectarse con el exterior. El programa Mundo de estrellas, que entró en funcionamiento en el Virgen del Rocío en 1998 y que ahora está implantado en alrededor de 40 centros andaluces, permite a los pacientes utilizar el ordenador también para divertirse.

Dos monitoras especializadas en educación explican a los niños el funcionamiento del programa. Los pacientes pueden comunicarse con otros niños hospitalizados, incluso por videoconferencia, o jugar en los "mundo virtuales" de los programas.

"Son juegos que no encuentran en otros sitios, tratamos de que no se aburran y que también puedan comunicarse con los demás pacientes. La parte virtual que más les gusta es la discoteca", comenta con guasa Rocío Delis delante de cuatro jóvenes cibernautas.

Su compañera, Josefina Carrillo, añade que muchos días los pacientes hacen cola antes de que lleguen ellas para colocarse delante del ordenador. Y sí se cansan del mundo virtual, sólo tiene que andar unos metros y volver al aula hospitalaria donde la pedagoga María del Carmen Blanco y las auxiliares Rosario Moreno o María del Carmen Sánchez trabajan desde hace más de 10 años.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_