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Análisis:COYUNTURA NACIONAL
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Tenemos un problema

La inflación vuelve a ser noticia. Ya saben, cuando un suceso o un dato se convierte en noticia, generalmente es por ser negativo, lo positivo no vende. Allá por febrero, al comentar en esta columna el dato del IPC de enero, recordaba aquel refrán que dice "lo que bien empieza bien acaba". Efectivamente, no sólo el dato de enero sino los de febrero y marzo fueron muy positivos para la inflación, que llegó a caer hasta el 2,1%, es decir, prácticamente la cifra que el Banco Central Europeo considera estabilidad de precios. El diferencial con la zona del euro se recortó a cinco o seis décimas, la mitad de lo que ha venido siendo en los últimos seis años. Pero parece que esta vez no va a cumplirse el refrán. En abril, tras un aumento del IPC del 1,4% respecto a marzo, la inflación anual saltó al 2,7%, y las previsiones apuntan a una nueva escalada en mayo hasta situarse por encima del 3%. No ha tenido suerte en esto el nuevo Gobierno.

Si los precios actuales se mantienen, la inflación acabaría el año cerca del 4%

Subidas en abril y mayo ya estaban previstas por los analistas, como consecuencia del efecto escalón generado un año antes al caer los precios del petróleo tras la guerra de Irak. Bastaba con que no se repitieran este año aquellas bajadas para que la tasa anual del IPC repuntara unas cinco o seis décimas entre estos dos meses. Pero, no sólo no se han reproducido las bajadas del petróleo, sino que de nuevo se han producido notables e imprevistas subidas. Como consecuencia, el repunte del IPC ha sido superior al previsto. De las seis décimas de aumento de la inflación anual en abril, casi cuatro se deben a la energía. El impacto aún podría haber sido mayor, de no haberse producido la revisión a la baja de las tarifas del gas (curioso sistema de precios administrados, que cuando el precio de la materia prima sube se rebaja el precio final al consumidor, o viceversa).

El resto de los componentes también se comportó negativamente. Destacan las subidas del aceite (9,2% en el mes y 16,4% en un año, lo que no se entiende muy bien si la cosecha de este año es tan abundante) y del vestido y calzado (9,3% mensual y 1,7% anual), aunque en este último caso se debe a la normalización de los precios tras las rebajas. Esto último es lo que explica en gran parte la fuerte subida mensual del IPC que, por ello, puede considerarse estacional (véase gráfico izquierdo). Exceptuando el vestido y calzado, la subida mensual del IPC hubiera sido de cinco décimas.

La remontada del precio del petróleo ha introducido un elemento importante de incertidumbre en la coyuntura económica nacional e internacional. La cuestión clave es si los precios alcanzados en la última semana (cerca de 40 dólares el barril del brent) se mantendrán durante un tiempo prolongado o volverán a la zona de los 25-30 dólares. La valoración de las múltiples causas de estos altos precios no nos lleva a ser optimistas. Todo parece indicar que no se trata de una elevación pasajera, como la que se produjo a comienzos de los 90 cuando la guerra del Golfo. Si los precios actuales se mantienen, la inflación acabaría el año cerca del 4% (gráfico derecho), lo que pondría en marcha (vía cláusulas de salvaguarda y similares) la nefasta espiral inflacionista. Al shock de oferta provocado por los precios del petróleo se añadiría el de los costes laborales. El resultado se dejaría notar de forma importante en el crecimiento del PIB y del empleo. Evitar esta espiral inflacionista (por ejemplo, desactivando las cláusulas de salvaguarda, que no tienen sentido en estas circunstancias) debería ser el objetivo prioritario de la política y de la actuación de los agentes económicos a corto plazo.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorro (FUNCAS).

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