_
_
_
_
Reportaje:

Termina la escasez de deuda pública

En 2003 aumentó el peso de los bonos de los gobiernos por vez primera desde 1995

Los que pronosticaron el fin de la deuda pública se equivocaron. El incumplimiento del Pacto de Estabilidad en Europa y el brusco paso en Estados Unidos desde el superávit al déficit fiscal han vuelto a engordar el mercado de bonos de gobiernos que llevaba un camino descendente desde 1995. Este aumento tiene un efecto positivo para los mercados que vuelven a contar con bonos de máxima calidad.

Se ha pasado de programas de compra de los Estados para amortizar deuda, a emitir bonos para atender los crecientes déficit

El banco de inversión estadounidense Merrill Lynch ha elaborado un informe revelador sobre la marcha de los mercados de bonos en el mundo. Desde 1995, los bonos emitidos por gobiernos han ido perdiendo peso en el conjunto de bonos, justo hasta el pasado año donde volvieron a crecer. Así, en 2003 los bonos gubernamentales representaban el 29,6% del total de bonos, mientras que en 2002 este porcentaje era del 28,8%. No hay que olvidar el fuerte peso que tenían los bonos públicos en los mercados en tiempos recientes: en 1995 de cada 100 bonos emitidos, 41,4 correspondían a gobiernos.

Esta fuerte tendencia descendente de los dos últimos lustros llevó a muchas analistas a pensar en la paulatina desaparición de los mercados de deuda. Estas previsiones no estaban muy desencaminadas cuando en vez de emisiones de deuda pública, la moda eran las amortizaciones de estos títulos con programas de recompra de deuda que no volvería a ser emitida. En el caso del mercado español, el anterior ministro de Hacienda, Critóbal Montoro, hablaba de la deuda pública como un bien preciado por escaso.

César Molinas, estratega global de Merril Lynch apunta como principal causa los déficits fiscales de los gobiernos. "En Estados Unidos se ha pasado en dos años de un superávit del 2% en las cuentas públicas a un déficit del 5% sobre el PIB. En Europa, Alemania o Francia han incumplido el Pacto de Estabilidad con un déficit superior al 3% previsto".

Molinas explica que en su análisis de bonos -tienen una vida superior a un año- no están previstas las emisiones de deuda pública de letras a plazos inferiores que han sido muy utilizadas por los gobiernos europeos para captar financiación a lo largo de 2003. En Estados Unidos se recoge mejor, ya que esta economía ha repartido en los distintos plazos sus necesidades de financiación.

Aunque un déficit público elevado es malo, al menos puede decirse que ha tenido un efecto beneficioso para los mercados de deuda, que son las emisiones fruto de ese mayor déficit público en las grandes potencias económicas. "Los fondos de pensiones, por ejemplo, necesitan bonos sin riesgo de crédito para cuadrar sus activos y pasivos. También ha tenido un efecto de fuerte revalorización de los bonos como consecuencia de una elevada demanda, para una oferta de bonos más bien escasa", explica el estratega de Merrill Lynch.

En lo que atañe a España, aunque la situación es muy diferente, se ha producido un efecto contrario durante 2003. En el conjunto del mercado de bonos, la deuda supone el 60,9% con un descenso paulativo desde el máximo del 79% que alcanzó en 1999. Además, las emisiones de empresas o bonos corporativos como se les conoce en la jerga financiera, van creciendo a buen ritmo. En 1999 representaban el 21% del total del mercado de bonos y el pasado ejercicio este porcentaje se elevó hasta el 39,1% Aquí, bancos y cajas de ahorros lideran las emisiones de bonos, (proporción de 10 a 1) frente al sector no financiero.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_