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Reportaje:

Reus pide ayuda para el Carme

El municipio reclama fondos a la Generalitat para rehabilitar uno de sus barrios más degradados

Tarragona

El Ayuntamiento de Reus (Baix Camp) ha presentado un ambicioso plan de rehabilitación del histórico barrio del Carme, uno de los más degradados de la ciudad, que espera recibir una subvención de la Generalitat a través de la futura ley de barrios. Este texto, que fuentes de la Generalitat aseguraron que se aprobará en un mes, prevé que el Gobierno catalán asuma entre el 50% y el 75% del coste íntegro de 10 reformas de barrios catalanes durante los próximos cuatro años, y el consejero portavoz, Joaquim Nadal, citó a Reus como una de las posibles ciudades beneficiarias el día en que presentó el proyecto de ley.

El concejal de Urbanismo reusense, Jordi Berguedà (ERC), afirma que el Ayuntamiento pretende renovar totalmente la imagen de un barrio de origen industrial que nació en el siglo XVIII en la periferia de una ciudad que luego lo absorbió, y que se ha ido degradando con el paso de los años. Un estudio municipal certifica que el 64% de las viviendas se construyeron antes de 1930, sin que se hayan llevado a cabo reformas estructurales. El barrio ha ido también despoblándose, precisamente a causa de esta degradación, pese a estar situado junto al centro histórico y comercial de Reus. La famosa estatua del general Prim, en la plaza del mismo nombre, apenas está a unos 200 metros de este barrio.

La mejora de la zona requerirá derribar 65 casas y abrir espacios entre las calles estrechas

La ley de barrios le ha venido como anillo al dedo a Reus, que ya antes del anuncio de Joaquim Nadal planteaba reformar el Carme. Berguedà señaló que si el proyecto original establecía un plazo de 15 años para terminar el conjunto de actuaciones, si la Generalitat decide subvencionar el proyecto este plazo será de entre 8 y 10 años. Entre otras actuaciones, la rehabilitación del barrio requerirá expropiar 65 inmuebles para construir nuevas plazas y calles, en un intento de abrir espacios en un barrio de calles estrechas. Sólo las expropiaciones supondrán unos 6,5 millones de euros, aunque el coste total del proyecto aún no está definido.

El consistorio da por hecho que recibirá ayuda de la Generalitat para un proyecto que cree que transformará el barrio y lo convertirá en un nuevo polo de atracción. Hoy la tasa de ocupación de las viviendas es muy baja -el 78% de los inmuebles están ocupados por seis personas o menos y cerca del 30% están vacíos- y las habitan mayoritariamente inmigrantes y personas con rentas bajas. Con la reforma, el Ayuntamiento pretende terminar con esta situación y generar una nueva zona de atracción de nuevos vecinos, con la construcción de pisos protegidos y de mercado libre.

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