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Absueltos por falta de pruebas tres etarras acusados de dos muertes

Otro tribunal los condena por robar la máquina con la que cambiaron las placas del coche bomba

La justicia tiene sus paradojas. Ayer, un tribunal de la Audiencia Nacional absolvió por falta de pruebas a tres etarras, miembros del comando Buruntza, del atentado con coche bomba contra el concejal del PSOE Iñaki Dubreuil, en el que murieron dos transeúntes. Otro tribunal distinto de la misma Audiencia condenaba a dos de ellos a 10 años de cárcel por haber robado la troqueladora en la que se falsificaron las placas de matrícula del coche bomba.

Ibon Etxezarreta Etxaniz, Potxolo, de 32 años; Luis Carrasco Aseginolaza, Luze, de 34, y Patxi Xabier Makazaga, de 30, formaban parte del comando Buruntza de ETA y en julio de 2003 ya fueron condenados a 43 años de cárcel cada uno por pertenecer a la banda terrorista, así como por disponer de más de 200 kilos de dinamita, lanzagranadas, subfusiles y otras armas y municiones.

En aquel momento estaban siendo investigados por cuatro asesinatos y el tribunal destacaba que a la vista de su "peligrosidad criminal" los beneficios penitenciarios y el cómputo del tiempo para obtener la libertad condicional deberían referirse a la totalidad de la pena impuesta en la sentencia. No obstante, precisaba que el cumplimiento efectivo de la condena no debía rebasar los 20 años de prisión. Es decir, que no por el hecho de ser condenados por otros delitos iban a cumplir más tiempo de prisión.

En el juicio, sin embargo, el fiscal pidió para cada uno 143 años por su presunta participación en el atentado con coche bomba contra el concejal de Ordizia (Guipúzcoa) Iñaki Dubreuil, el 22 de febrero de 2001 en San Sebastián, en el que murieron dos trabajadores de la empresa Elektra que pasaban por allí, José Ángel Santos Laranga y Josu Leonet Azkune, y seis personas sufrieron heridas graves. Dubreuil resultó herido leve.

Sólo sospechas

El fiscal argumentó que los tres terroristas eran los integrantes del Buruntza y que en el registro del piso que utilizaban se encontraron notas manuscritas por Ainhoa García Montero sobre las vigilancias a Dubreuil, placas de matrícula vírgenes sustraídas por ellos y una troqueladora que también habían robado con la que falsificaron las placas del coche bomba, aunque el robo se llevaba en otro sumario distinto.

El tribunal -la Sección Tercera de lo Penal- sin embargo concluye que "las pruebas son pruebas y las sospechas, por sólidas que sean, son sospechas". Y reconoce que las placas de matrícula del coche bomba habían sido sustituidas por otras robadas 15 meses antes por Etxezarreta y Carrasco. Admite también que las placas habían sido troqueladas escasos días antes en la máquina troqueladora cuyo robo se imputaba a los procesados en otro procedimiento. Pero "de semejantes premisas no se puede llegar nunca a la conclusión de que Etxezarreta, Carrasco y Makazaga, siguiendo directrices de la cúpula de ETA, decidieran dar muerte a D. Iñaki Dubreuil", señala la sentencia.

"Decir todo eso de los procesados, con el material probatorio que se cuenta, exige sin duda dar un salto al vacío imposible de salvar sin menoscabo de la presunción de inocencia", concluyen los magistrados.

También ayer, otro tribunal -la Sección Primera de lo Penal- condenó a 10 años de prisión a Etxezarreta y Carrasco por el robo con fines terroristas de la troqueladora de matrículas de automóvil en la empresa Recambios Egido, de Mondragón (Guipúzcoa), y la detención ilegal del empleado del establecimiento, al que ataron a un poste con bridas de plástico y amordazaron con cinta de embalar. Este tribunal sí pasa de las sospechas a las pruebas y recuerda que Etxezarreta había admitido, en su declaración ante la Ertzaintza y después ante el juez, haber participado en el robo de la troqueladora, aunque siempre negó haber intervenido en el atentado contra Dubreuil.

Atentado contra el concejal Iñaki Dubreuil, el 22 de febrero de 2001, en el que murieron dos transeúntes.
Atentado contra el concejal Iñaki Dubreuil, el 22 de febrero de 2001, en el que murieron dos transeúntes.JESÚS URIARTE

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