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Niños y jóvenes de escuelas barcelonesas reclaman a Clos que acabe con las injusticias sociales

Los estudiantes denuncian la situación marginal de colectivos de inmigrantes

Claridad, concisión y decisión. Tres elementos que definen la intervención ayer de unos 200 jóvenes y niños en la novena audiencia pública que celebra el Ayuntamiento de Barcelona. Alumnos todos ellos de escuelas barcelonesas, con un grupo de invitados de San Sebastián, coincidieron en denunciar abundantes injusticias: desde las desigualdades sociales hasta la marginación de los inmigrantes, pasando por las dificultades que se les plantean para regularizar su situación y lograr un puesto de trabajo. También exigen la supresión de símbolos belicistas.

Pregunta: "¿Qué hace el Ayuntamiento para que no haya marginación y para fomentar la integración social en Barcelona?". Así se abrió el diálogo entre los chavales y el consistorio de Barcelona, al que asistieron 9 de los 41 concejales y ni un teniente de alcalde, aunque sí el alcalde, Joan Clos. La audiencia pública es una especie de pleno donde los chicos leen un manifiesto elaborado tras discusiones en las escuelas. El tema de este año era la convivencia pacífica. Al analizarla, los muchachos no han dejado de anotar la relación entre tensiones e injusticias sociales y han puesto el acento en solucionar las segundas.

La más grave, opinan, es la que padecen los inmigrantes. Un decálogo resumen para la convivencia pacífica insiste en la necesidad de asumir que los inmigrantes tienen derechos y hay que respetarlos; en que no debería haber distinticiones entre los ciudadanos por razón de procedencia, raza, sexo o religión; en la exigencia de promover la integración. "La presencia de personas de países lejanos hace que aumente nuestra riqueza cultural, que se incremente la natalidad y se renueve el comercio", recoge el manifiesto.

El documento muestra preocupación por satisfacer "las necesidades básicas de los inmigrantes con riesgo de exclusión y sin derecho a voto", y también de los "discapacitados físicos, constantemente enfrentados a barreras arquitectónicas", sin olvidar problemas específicos de la edad de algunos redactores, "chicos y chicas de 16 o 17 años", afirman, "que pese a poder trabajar y pagar impuestos no podemos sacar dinero del banco sin autorización paterna".

Los jóvenes criticaron los "estereotipos que alimentan actitudes racistas y desconfianzas" hacia los inmigrantes "a menudo forzados a vivir en malas condiciones, en el paro o sobreexplotados por falta de papeles, con dificultades para encontrar vivienda". Y mostraron su interés por saber por qué algunas escuelas públicas tienen tantos inmigrantes y otras concertadas tienen tan pocos. También defendieron que la religión es un asunto privado y que no tiene que estar en las escuelas salvo como cultura religiosa.

Hubo críticas para la participación de España en la guerra de Irak, rematada por la pregunta de dos estudiantes sobre si es posible lavar la mancha que representa para el país el haber participado en el conflicto. Los representantes del PP no respondieron. Clos dijo que sirve como reparación la retirada de las tropas.

Más claros que los mayores

Los muchachos son más claros que los concejales y tienen los pies en el suelo en lo que piden. Así que no faltó la pregunta clave: todo lo hecho, ¿sirve para algo? Respondió Clos. Una cosa será difícil: la rebaja del transporte público. La tarifa cubre la mitad del coste, el resto se paga con impuestos. Para reducir el precio habría que subir impuestos. No se cerró el alcalde a eliminar elementos belicistas que así denuncia el manifiesto: "Nos encontramos con instituciones y símbolos históricos y culturales violentos, como el Museo Militar del Castillo de Montjuïc, representación del militarismo y de las guerras, la estatua de Colón, símbolo de la colonización, o las plazas de toros, imagen de la violencia contra los animales convertida en espectáculo de masas". No proponen suprimir nada, les bastaría con "citar la violencia y las víctimas que ha generado". Proponen "añadir una placa de reconocimiento a las víctimas" en los "monumentos violentos". También defienden el cambio del nombre de General Mitre por Ronda de la Paz y de Duque de la Victoria por Martin Luther King. Otras calles deberían ser bautizadas como Quince de Febrero (Día Internacional contra la Guerra) y Ocho de Marzo (Día de la Mujer Trabajadora). Además reclaman suprimir los símbolos franquistas.

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