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VISTO / OÍDO
Columna
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La comisión y la trama

Advierte CiU de que la comisión parlamentaria de investigación política por los sucesos del 11 de marzo no llegará a ninguna conclusión y acuciará el enfrentamiento entre los partidos. Lo creo. Quizá tenga alguna utilidad: ver mentir descaradamente, comprobar el engaño y por qué ha servido finalmente para volcar la situación contra quienes se estimó que mentían. No sólo en este caso trágico, sino desde tiempo atrás: peor para ellos si lo siguen haciendo. Hay una trama larga. No lo digo como una "confabulación o astucia" (diccionarios) sino en el sentido de Nietzsche: "Nada puede ser considerado como acontecimiento si no es susceptible de ser integrado en una trama, esto es, de ser integrado en una historia". El PP quiso hacer historia. Y ahora lanza globos-sonda por sus ciegos de cartelón, que apuntan imágenes y cuentan la truculenta cosa: los informes de todos los encargados del espionaje, que son miles, confidentes y todo, pudieron hacer llegar sus informes al PS, pero no todos al Gobierno. El Gobierno, tan preocupado por ETA, desdeñó demasiado esas pequeñeces, y el PS se aprovechó y asaltó las elecciones, sin respetar la tregua de la reflexión. Con esa confabulación del PS estaban sus medios de comunicación: o sea, nosotros, y yo mismo estoy en alguna de las listas.

Esta historia, esta trama, puede aumentar el sentido popular de que el PP miente incesantemente, e incluso que ello forma parte de su sentido de la política. Antiguo, conocido: el de quien dijo que la palabra sirve para ocultar la verdad. Una verdad explicada con buena literatura puede parecer mentira; y viceversa. Tengo la sensación de que parte de esta política se les ha venido abajo, y que el abuso y la proliferación de propaganda, publicidad y difusión de los que dispuso ese poder les metió en una especie de borrachera demasiado ostensible.

Tanto que el derecho a no creer, que ya minó a los artistas de la propaganda, como el comunismo triunfante y la Iglesia católica con sus dogmas (no cito a los nazis porque ni siquiera fueron mitos), se está fortaleciendo. Y con aspectos nuevos. La respuesta a la mentira organizada, imperial o provinciana, fue el desaliento, el abandono, el aburrimiento; después de las ultimas grandes mentiras, es la reacción de quitar de en medio al mentiroso. El mentiroso no es tonto: ha decidido culpar de mentiroso al otro. Pero ya está señalado: tiene la ceniza en la frente. "Eres polvo, y al polvo volverás".

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