La edad de oro del Valencia
El equipo de Benítez gana la Liga, la sexta en la historia del club - El Espanyol vence al Depor y sale de la zona de descenso - El Valladolid, que terminó con ocho jugadores, en puestos de 'segunda' tras empatar con la Real Sociedad
El Valencia, que ha hecho de la solidez uno de sus principales valores, no falló en Sevilla. Ganó el partido y conquistó el campeonato de Liga, el sexto de un club que atraviesa su edad de oro. Ganó tres títulos en los años 40, pero su última trayectoria ha convertido al Valencia en uno de los grandes del fútbol europeo. Campeón de Copa en 1999, finalista de la Liga de Campeones en 2000 y 2001, ganador de la Liga en 2002 y en la edición actual, el Valencia ha respondido con enorme eficacia a los desafíos del nuevo fútbol. Durante un tiempo fue víctima de la fascinación que produjo el chorro de dinero que se inyectó en el fútbol español. Fueron años inestables en un club de tendencias convulsas. Iban y venían jugadores en un equipo que no encontraba el rumbo y en un club con actitudes fratricidas que todavía no han cesado. Todo cambió después de una victoria inesperada en el Camp Nou, bajo la dirección de Claudio Ranieri, en un momento muy delicado del Valencia, que parecía abocarse a la Segunda División. Desde entonces, los éxitos se han sucedido. Primero con Ranieri, luego con Cúper y ahora con Benítez, el Valencia ha consagrado la eficacia a través de un fútbol equilibrado en lo táctico, intenso como ningún otro en el campeonato español, disuasorio para sus rivales, que no pueden permitirse un error ante un equipo que apenas los comete. No ha fallado en el trecho final del campeonato, escenario del desplome del Madrid, que un día llegó a contar con ocho puntos de ventaja. A su firmeza ha añadido una defensa impermeable, un centro del campo versátil y un ataque sorprendente por su rendimiento.El trabajo de Benítez ha sido irreprochable. Ha armado un equipo sin fisuras alrededor de su experto núcleo defensivo -Cañizares, Ayala y Albelda- de la categoría de gente como Albelda, Aimar y Vicente, uno de los grandes protagonistas de la temporada, y de la impresionante cuenta de Mista, el imprevisto goleador de un equipo que sólo parecía huérfano de delanteros. No estaba huérfano de nada. El Valencia ha tenido fútbol y convicción. Ha tenido, en definitiva, las armas que distinguen a los grandes equipos.
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