Medidas antiterroristas: nos afectan a todos
Me decido a escribir a su diario por dos motivos: el primero, para intentar que la mayoría de la gente abandone la idea de que el derecho en general, y el que se hace en Europa en particular, es una cosa que no le afecta y de la que no quiere oír hablar, y el segundo, el de reafirmar la importancia del Parlamento Europeo ante las próximas elecciones, que para muchos parecen poco más que un añadido innecesario.
Todo eso a cuenta de dos de las medidas antiterroristas propuestas en el ámbito de la UE después del 11-M. La primera, la obligación de las grandes operadoras de telecomunicaciones de guardar durante un plazo máximo de tres años las comunicaciones que los ciudadanos realicemos en el ámbito de Internet (navegación y e-mail básicamente) y con el teléfono móvil (SMS).
La segunda, la obligación de las compañías aéreas de comunicar a las autoridades fronterizas los datos de los pasajeros por la prevención de la inmigración ilegal (propuesta del Gobierno de Aznar).
Estas medidas son claramente contrarias a derechos fundamentales como la intimidad o la protección de datos personales, reconocidos por la Constitución y por normas europeas. Eso nos afecta a todos, desde cualquier usuario de Internet o de móvil hasta cualquier viajero.
Ante eso, el Parlamento Europeo ha sido el único que ha levantado la voz contra medidas como las propuestas, aunque sus limitadas capacidades de actuación le han impedido disfrutar de cierta eficacia. De hecho, el Parlamento Europeo es la única institución dentro de la Unión Europea con legitimidad democrática directa, por lo que entiendo que ir a votar el 13 de junio es más necesario que nunca.
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