_
_
_
_
DON DE GENTES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ni hablar del peluquín

Elvira Lindo

HAY UN TÍO en Nueva Jersey que me lee. A ver cuántos escritores del Estado español pueden decir lo mismo. Ese tío que me lee en Nueva Jersey le da un aire a Frank Sinatra de cuando Sinatra empezó a quedarse calvo, aunque mi lector no lleva peluquín. Frank era uno de esos casos paranormales de hombres que se avergüenzan de su calva y no se avergüenzan de sus peluquines. Frank presumía de su colección de peluquines. Se compró dos en esa tienda de peluquines de la Gran Vía donde hay una cabeza de maniquí con un mecanismo electrónico que hace que se le ponga y se le quite el peluquín una vez y otra hasta el aburrimiento. A mí, de pequeña me llevaban mis padres a ver el maniquí del peluquín y la iluminación navideña. No se metían en gastos. No como ahora, que a los niños les compran sus padres hasta la droga y los condones. Yo les doy el dinero y que se los compren ellos.

Mi lector y yo montamos en el ferry. A mí me daba miedo que mi lector fuera un psicópata o así y que, en un arranque, me tirara al Hudson metiéndome previamente mis artículos en la boca en homenaje a los buenos ratos que le hago pasar. Por si acaso, le pedí a mi santo que me acompañara. Tampoco es que me fíe al cien por cien de mi santo, porque después de ver películas como Crimen perfecto (versión antigua y remake) te queda la duda de quién es el individuo que duerme contigo. Mi lector de Grazalema y mi santo se hicieron íntimos, y como dos psicópatas en potencia fueron hablando toda la travesía de temas tales como la recogida de la oliva y del campo en general. Pues vaya conversación, pensaba yo, para ese plan no se viene una a Nueva Jersey. A mí es que no me gusta que me roben protagonismo, en eso soy como todos los escritores. Afortunadamente, a las dos horas se percataron de mi falta de interés hacia el tema aceitunero y me dieron cuartelillo. A ningún escritor español le ha enseñado un lector de Nueva Jersey el pequeño aeropuerto de donde salió la avioneta pilotada por John-John Kennedy el día del fatal desenlace. En dicho aeropuerto hay un bar muy curioso con souvenirs de la II Guerra Mundial. A la caída de la tarde, puedes escuchar en la barra a unos pilotos castizos de Nueva Jersey contar: "Yo le advertí a John John que no saliera, que el cielo amenazaba tormenta". Según la revista Vanity Fair, John-John salió demasiado de noche por culpa de su señora, que se estaba haciendo las uñas, no le gustó el esmalte y obligó a la china-manicura a empezar de nuevo. Se ve que la china, resentida, le echó una maldición. Yo de pequeña era fanática de Kung Fu y soy de la opinión de que cuando sale un chino con poderes más te vale tener a ese chino como amigo. El de Grazalema nos llevó de vueltaa Manhattan en su coche y me regaló un sacacorchos. ¿Qué escritor tiene un lector de Grazalema que vive en Nueva Jersey y te regala un sacacorchos por admiración? Pues ríete, que a cuenta del sacacorchos casi me llevan presa en el aeropuerto. Me decía mi santo delante del policía: "¿Pero cómo se te ocurre meterte ese pedazo de sacacorchos en el bolso, insensata?". Mira, tuve que contar hasta diez para no emular a Sharon Stone con el picahielos en Instinto básico. Créetelo.

El cantante y actor Frank Sinatra.
El cantante y actor Frank Sinatra.AP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_