Columnas
Hojas destinadas a envolver el pescado (cuando Ciudadano Kane, que ahora hay normativa sanitaria); artículos que adquirirán el tono sepia del ayer; papel que acaba deteriorado por el nitrato de plata.Así coinciden en definir su trabajo cuatro columnistas cuya selección de colaboraciones ha publicado la UNED de Alzira en su serie Cronistas Valencianos: Juanjo Braulio, Manuel Muñoz, Amparo Tórtola y Manuel Lloris. Como ven, se trata de autores que parten de posiciones distintas, y quizá en esta pluralidad resida el valor de la colección.
Quienes nos consideramos periodistas "de calle" y sólo sobrevenidos opinadores, solemos mantener que se debería informar más y pontificar menos. Es un rechazo a los oráculos vocacionales que alzan la voz y propenden a la predicación y la homilía, cuando no a la fantasía, pretendiendo saberlo todo sobre cualquier hecho o persona (faros que alumbran, como los contertulios, pero en fino soporte de papel).
Por contra, los grandes articulistas han bebido en buenas fuentes y sus comentarios, expresados en prosa impecable, se fundamentan en sagaces observaciones. Cualquier pudor suyo que nos las hurtara sería reprochable. Porque es cierto que pasado un tiempo se comprueba que aquellas palabras fueron fruto de un contexto, unas circunstancias y un estado de ánimo. Pero no por ello deben ser arrinconadas como trabajos efímeros, fungibles, combustibles que no dejan residuo. Al contrario: releídas después constituyen un tratamiento inmejorable contra el Alzheimer cívico que nos hace olvidar no sólo qué ocurrió ayer, sino también cómo fue interpretado por unos y otros, acertada o erróneamente.
La virtud de esta iniciativa editorial reside en haber fijado en esos objetos mágicos llamados libros lo que de otro modo sólo enmohecería en hemerotecas. O en el álbum de recortes con paciencia coleccionado por amistades y parentela. Algo nos pagan los periódicos, aunque suele ser más bien poco salvo en el caso de rúbricas de mucho fuste. Pero nos gusta creer que aportamos algo. Y convencernos de la sinceridad de ese lector@ que, bondadosamente, nos regala un nutritivo "te leo, te sigo". Much@s o poc@s, a tod@s, muchas gracias.
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