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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Flecos bananeros de esta democracia

Fue el filósofo francés Jacques Derrida quien alumbró el término de-construcción, que ya se usa pródigamente aun cuando deba de forzarse su significado original. Quizá porque suena más académico, casi todo se de-construye en el sentido de reordenar desechando los componentes que se consideren sobrantes o innecesarios. De la Consejería de Cultura, se dice que está inmersa en ese proceso de depuración y reajuste de sus elementos. Al parecer, esta semana ha concluido el plan de-constructor que el consejero Esteban González Pons ha desarrollado con visos sibilinos, pero implacables. Es probable que a partir de ahora, una vez ensambladas las piezas al gusto y criterio de su titular, comencemos a percibir que hay vida y actividad además de los ceses y destituciones.

Las últimas y espectaculares piezas eliminadas del organigrama vigente han sido la secretaria autonómica de Cultura, Consuelo Ciscar, y el director del IVAM, Kosme de Barañano. En realidad, se trata de dos operaciones en una, pues estaban mutuamente condicionadas por lo que se colige: la secretaria ocupará el puesto del director amortizado. Una llega al museo porque ya no tenía cabida en el marco de la consejería -donde ha permanecido a pleno rendimiento durante nueve años-, y el otro se marcha por la misma razón que vino, porque así lo ha decidido quien manda y al margen de sus reconocidos méritos profesionales. Tal es la precariedad del trabajo sujeto por pinzas políticas.

No creo pecar de temerario si anticipo que el nombramiento de la nueva directora será acogido con división de opiniones. Hay un reducto en la cultura local desde donde se le dispara sin pausa y con tal insidia y tenacidad que se confunde con la manía persecutoria. Nada de cuanto ha promovido Ciscar a lo largo de dos lustros le merece una crítica ponderada y, mucho menos, un aplauso aunque muchas de sus iniciativas, singularmente en el capítulo de las artes plásticas, lo hayan ganado por esos mundos de Dios. Son manías tribales con las que hay que pechar porque a su modo, incluso primario, constituyen la pimienta de la farándula indígena. Menos mal que su bendición es irrelevante y su condena poco menos que irrisoria.

Pero dicho esto, también hemos de subrayar que tanto este nombramiento como todos los que le precedieron en ese puesto, adolece de un déficit democrático propio de una sociedad inmadura, que viene a ser sinónimo de bananera. No es de recibo que la dirección de un instituto como el que glosamos, con su prestigio y trayectoria, dependa de una contingencia política, se convierta en moneda de trueque o refugio opulento de desempleados. Ignoro cuáles son las funciones del Consejo Rector del mismo, pero a la vista de la ligereza con que se procede han de ser poco menos que ornamentales. Lo suyo debe ser asentir y calentar asiento. De otro modo, es inimaginable que tan eminentes consejeros hubiesen permitido en su día que un experto tan valioso como Vicent Todolí sacudiese las alpargatas, aunque fuese para acabar fichando por la Tate Galery, de Londres. Ya va siendo hora de que ese órgano rector -como el de RTVV, que nos viene a mano- se emancipen del mando político a distancia y respondan cabalmente a lo que su existencia sugiere.

Y ahora, si los imprevistos no lo impiden y los presupuestos de la Generalitat lo amparan, vamos a ser testigos de una buena gestión del IVAM. Sería pueril pensar que Ciscar no ha evaluado el desafío que asume y el escrutinio al que estará sometida. Pero llega a esta meta equipada con una densa experiencia adquirida en el Consorcio de Museos y con opciones a dotarse de un equipo de colaboradores altamente cualificado. Lo tendrá y su tránsito por este centro será, con toda seguridad, notable en cualquiera de los órdenes, ya sea en la programación, ya en la ampliación y reforma proyectada y pendiente. Por ello y por los cien días de cortesía que todo gestor público ha de gozar, confiamos en una transición sosegada.

Desde este momento, el morbo informativo se condensa en quién ocupará la Secretaría Autonómica de Cultura y en cómo de-construirá la labor que hereda. Por suerte, nadie le pedirá cuentas hasta mediados de Junio, pero pasadas las elecciones europeas habría de notarse el cambio.

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ACICALAMIENTO

Quiere la alcaldesa de Valencia que la ciudad se vaya aseando para afrontar las regatas de la Copa del América, o America's Cup por cuestión de patentes. No habría que esperar a tan sonado acontecimiento para tener la capital en estado de revista al modo de Barcelona y Madrid por los fastos y bodorrio que respectivamente acogen. Aquí bastaría con que se edificase un centenar de solares en el centro histórico y se le sentase la mano a los grafiteros. Con eso ya se percibiría el acicalamiento, además de un alto grado de civismo y eficacia municipal. Empecemos por ésta última, que lo otro llegará por añadidura.

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