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Reportaje:

Periodista vasco y comprometido

Patxo Unzueta recibe el cuarto Premio de la Fundación José Luis López de Lacalle por su contribución a la libertad

El periodista Patxo Unzueta pudo ayer hacer un íntimo homenaje a uno de los escritores vascos más destacados, Ricardo Arregi, al recoger en San Sebastián el Premio José Luis López de Lacalle, que concede la fundación del mismo nombre a quienes contribuyen a mantener las actitudes cívicas que tuvo el columnista asesinado por ETA. Con la memoria prodigiosa que le caracteriza, Unzueta recordó que, meses antes de morir en un trágico accidente en 1969, Ricardo Arregi -natural de Andoain y hermano de Joseba Arregi, uno de las personas que le precedieron en el palmarés del galardón-, al recoger un premio de peridismo que le otorgaron, dijo que lo hacía en nombre de los verdaderos periodistas vascos: los que escribían entonces en las revistas clandestinas, los planfletos y las hojas volanderas impresas a multicopista.

"Como yo escribía panfletos clandestinos en aquella época, eso me emocionó, y me acojo a ese precedente para recoger este premio en nombre de los verdaderos periodistas vascos de hoy, que son quienes han sufrido el acoso y la persecución de la violencia", dijo emocionado, citando entre otros a sus compañeros Aurora Intxausti, Gorka Landaburu y el propio José Luis López de Lacalle.

Unzueta destacaba así la importancia del periodismo comprometido con las libertades, de denuncia del terrorismo y esclarecedor de la realidad, que, pese a todo tipo de dificultades, se ha desarrollado en este país y sigue teniendo su obligada continuidad. Esta característica, el compromiso, que Patxo Unzueta ha tenido como periodista e intelectual, es la que la Fundación López de Lacalle ha tenido en cuenta a la hora de concederle la cuarta edición del premio. En las anteriores precedieron al periodista de EL PAÍS escritores y políticos como Antonio Elorza, Joseba Arregi y Mario Onaindía.

"Patxo pertenece a la raza de los que no se callaron, y, a través de sus columnas en El PAÍS, la revista Claves y Cuadernos de Alzate, ha mantenido una actitud permanente que nos ha ayudado a entender esto [el País Vasco], y a mantener la esperanza con lo que ha contribuido a la movilización democrática de estos últimos años", afirmó en su exposición de los motivos el miembro de la Fundación Ignacio Latierro. También destacó que los cuatro galardonados con el Premio López de Lacalle son personas de diversas ideologías, de talantes distintos, pero con un precedente que les identifica entre sí: haber sido luchadores contra el franquismo y, posteriormente, haber coincidido en la tarea de defensa del orden constitucional.

Emocionado, Patxo Unzueta, recibió el premio de manos de Mari Paz Artolazabal y de su hijo, Alain López de Lacalle. En el acto, que se celebró en el Hotel María Cristina, estuvo arropado por dos centenares de amigos, viejos compañeros, políticos y periodistas.

Unzueta reconoció que le honraba profundamente un galardón en recuerdo de quien simboliza la continuidad entre la lucha por la libertad en el franquismo y la que se ha producido contra ETA. Destacó, además, las cualidades de escritor de López de Lacalle, que "nunca daba nada por supuesto y, del mismo modo que él razonaba, exigía razonamientos a los demás. Su asesinato es la prueba de la falta de razones de los que él interpelaba inquiriendo por qué haceís esto".

Unzueta que conoce a los tres galardonados que le preceden en el palmarés, afirmó sentirse muy honrado de engrosar el palmarés junto a ellos, ya que se trata de "tres disidentes; cada uno en lo suyo". Y precisó que la definición de disidente que él reconoce es la de Mario Oaindidía: "el que está en desacuerdo, pero sigue", bien distinta al hereje o al apóstata. "La característica de los disidentes es que, no sólo no son herejes, sino que, estando en desacuerdo, tratan de convender a su cofradía de que hay otras ideas", aclaró.

El premiado tuvo un recuedo emocionado para Mario Onaindía, fallecido en septiembre pasado y cuyas memorias, publicadas recientemente, él ha prologado. "Mario es el ejemplo vivo contra las visiones dogmáticas de la identidad vasca", afirmó . "Reúne en su biografía la diversidad de identidades personales que se dan dentro de las propias familias vascas -en las de Sabino Arana, Arzalluz, Argala o Txillardegi-, pero con un hilo conductor en la defensa de la libertad. Él acaba escribiendo un libro sobre la identidad española", añadió.

Horas antes, Mari Paz Artolazábal y su hijo Alain tributaron un homenaje a López de Lacalle al realizar una ofrenda floral ante su monolito, en Andoain. Estuvieron acompañados de todos los partidos del Ayuntamiento.

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