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LAS CONSECUENCIAS DEL 11-M

Francia intenta encauzar el islam a través de un consejo representativo

El número de lugares de oración del islam en Francia debe rondar los 2.000, y los imames que dirigen las plegarias son unos 500. Sólo el 4% tiene nacionalidad francesa. Ese porcentaje tan pequeño se explica en gran parte por el relevante papel económico de tres países -Arabia Saudí, Marruecos y Argelia-, que financian la difusión del islam en Francia, ya sea construyendo mezquitas o pagando al personal que se ocupa de la educación religiosa de los más de cinco millones de musulmanes que se supone radicados en el país. De esta cifra, 900.000 son argelinos, 500.000 marroquíes, 200.000 tunecinos, y 300.000 turcos.

El número de asociaciones religiosas de inspiración más o menos islámica es superior a 450, una constelación incontrolable que se ampara en una ley de 1901, que permite crear organizaciones de toda índole siempre que no tengan ánimo de lucro y respeten los valores de la República.

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El Estado ha intentado encuadrar esa práctica religioso-cultural mediante la creación de un Consejo del Culto Musulmán (CCM). Se pensó que el consejo fuese dominado por la mezquita de París, controlada por los moderados y en buena relación con el poder, pero el CCM se ha convertido en una trampa para los sucesivos ministros del Interior, porque son los islamistas radicales, partidarios de la discriminación de la mujer y de organizarse como comunidad diferenciada dentro de la República, quienes lo dirigen y lo utilizan. Además, tienden a utilizar el consejo como organismo representativo no de los creyentes, sino de todos los ciudadanos de origen magrebí, turco o persa, sean o no practicantes.

Las expulsiones de imames suelen basarse en la situación legal irregular del predicador y en el supuesto carácter delictivo de sus palabras si pueden ser interpretadas como incitación al odio racial o a la discriminación sexual, apología de la violencia o propaganda política.

El pasado 20 de abril el imam de Venissieux fue expulsado a Argelia acusado de haber defendido públicamente la lapidación de las esposas adúlteras. La justicia consideró luego irregular y precipitada la decisión del Ministerio del Interior, pero ahora Abdelkader Bouziane, el personaje en cuestión, se halla en Argelia y aunque cuenta con autorización de las autoridades fronterizas francesas no dispone de visado para salir del país.

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