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Entrevista:ALBERTO NAVARRO | SECRETARIO DE ESTADO PARA ASUNTOS EUROPEOS | EL DIFÍCIL 'PUZZLE' DE EUROPA

"Vamos a luchar para que no nos hagan pagar la ampliación"

Alberto Navarro es uno de los españoles con más experiencia en Europa y el Este. Nacido en Tenerife en 1955, ha desarrollado el grueso de su carrera diplomática en torno a la UE, tanto en la Oficina Humanitaria de la Comunidad Europea (ECHO) como en la Secretaría de Estado para Asuntos Europeos, que hoy dirige. La ampliación está en primera página de su agenda.

Pregunta. El Gobierno de José María Aznar presentaba la ampliación como una gran oportunidad, algo que hay que celebrar y no temer. ¿Va a seguir siendo ése el mensaje del Gobierno de Zapatero?

Respuesta. Sin duda ninguna. La ampliación de la Unión Europea es una obligación política, porque con ella vamos a consolidar la seguridad de Europa, mejor incluso que con la ampliación de la OTAN. Es una gran oportunidad económica, porque estamos teniendo una ampliación de nuestro mercado de casi 100 millones de consumidores, con tasas de crecimiento altas, y yo diría que es incluso un imperativo moral para el Gobierno español, porque nos vemos en un espejo. Después de muchos años de dictadura, nosotros vimos que Europa era la mejor manera de consolidar la democracia.

"Para el Gobierno español, la ampliación es incluso un imperativo moral, porque nos vemos en un espejo. Europa fue para nosotros la mejor manera de consolidar la democracia"
"España no tiene por qué perder protagonismo en la Unión Europea. Ahora tendremos que estar en una actitud no tanto de minoría de bloqueo como de minoría de progreso"
"No nos van a reconocer todo el efecto estadístico de aproximación de rentas, pero vamos a luchar con mucha dureza, porque no tiene sentido que nos hagan pagar la ampliación"

P. Pero los riesgos de la ampliación que se han señalado para España son notables.

R. Yo estoy convencido de que, como ha dicho el presidente del Gobierno, el futuro de España se juega en Europa, y los españoles tenemos que ser muy conscientes de que no hemos tenido nunca en nuestra historia 18 años de prosperidad y estabilidad como los que hemos tenido entrando en Europa. La Unión Europea te ofrece un marco en el que puedes aprovechar muchas oportunidades, aquí nadie regala nada. Tenemos que estar atentos para que no haya perjuicios que se pueden dar en algún sector muy concreto. Tenemos que hacer que esta ampliación sea un éxito, como lo fue el ingreso de España y Portugal.

P. España perderá protagonismo, presencia en la comunidad. Eso parece inevitable.

R. Yo creo que no. Es cierto que no hay precedentes de una ampliación de este tipo y que tenemos riesgos institucionales y algunos problemas políticos latentes, porque, igual que estamos teniendo un proceso de integración en Occidente, en el Este pasa todo lo contrario. Donde hace pocos años había ocho países, ahora hay 27, y lo que no está claro es si se va a imponer el viento integrador del Oeste o nos va a contaminar el del Este. Ahora lo que tendremos que encontrar es una nueva forma de actuar, porque, del mismo modo que España ha sido en los últimos años un país que veía muchas veces la necesidad de bloquear la toma de decisiones como forma de tener influencia y de preservar nuestros intereses, en esta nueva Europa, muy probablemente, lo más importante es formar grupos que puedan hacer adoptar proyectos y formas de trabajo en el marco comunitario. Ahora tenemos que estar en otra actitud, no tanto en minorías de bloqueo como en minorías de progreso, si se quiere.

P. Pero la necesidad de bloquear permanece, como acabamos de ver en la reforma de los mercados del algodón, el aceite de oliva y el tabaco.

P. Sí, claro. Por eso nosotros pensamos que es necesario mantener los equilibrios fundamentales dentro de la UE. El peso de la agricultura mediterránea es muy grande, y eso hay que respetarlo. Lo que ha pasado el otro día es muy desgraciado, porque, sin duda ninguna, se han mejorado sustancialmente las propuestas de la Comisión, pero se ha demostrado claramente que España tiene que tener aliados y que los países mediterráneos tenemos que trabajar en el campo de la Política Agrícola Común como si fuéramos sólo uno.

P. Todo el mundo se ha preguntado por qué, hace tres años, en Niza, era esencial para el equilibrio europeo mantener la paridad entre Francia y Alemania, y hoy se propone como esencial un sistema de doble mayoría que consagra la superioridad de Alemania, el país más poblado dentro de Europa. ¿Cuál es su respuesta?

R. La única respuesta que yo he encontrado es que ha cambiado cualitativamente Europa. Es lo mismo que cuando antes me decía que España pierde peso, etcétera. Yo creo que el razonamiento que ha hecho Francia, al menos yo lo veo así, es que lo que le interesa es el peso de los dos países, y que, si en vez de tener 29 votos cada uno, como en Niza, van a tener ahora los dos juntos 64, pues adelante. Lo mismo les he dicho yo muchas veces a mis amigos portugueses, hablando de comisarios.

P. Hablemos de cohesión. ¿Hay riesgo de que las ayudas actuales caigan abruptamente?

R. España, si algo ha contribuido en Europa es a impulsar la política de cohesión social, y seguirá impulsándola. Yo no creo que la propuesta de perspectivas financieras que ha presentado la Comisión satisfaga las necesidades en este campo, porque estamos todavía en un techo de financiación del 1,24% del PIB. En cualquier país federal, que sería nuestro sueño, estaría en torno al 20%.

P. La corrección del llamado efecto estadístico, es decir, la aproximación inmediata de España a los niveles de renta en los que se dejan de percibir ayudas como simple consecuencia de que la renta media bajará tras la entrada de los nuevos socios, ¿va a seguir siendo una reivindicación del nuevo Gobierno?

R. Sí, sin duda. España ha puesto eso encima de la mesa, y yo creo que ha convencido. No nos lo van a reconocer todo, pero vamos a luchar con mucha dureza, porque no tiene sentido que nos hagan pagar la ampliación.

P. La presencia económica española en la Europa del Este sigue siendo muy modesta como para que España pueda aprovechar las oportunidades económicas de la ampliación. ¿Hay tiempo todavía para hacer algo?

R. Hay que saber que aquí nadie regala nada. Lo que hay que hacer es remangarse y ponerse a trabajar.

P. La ampliación va a impulsar, por otro lado, la deslocalización, el éxodo de inversiones hacia el Este, y España no parece preparada para absorber las inversiones sustitutivas que podrían compensar el aumento del desempleo.

R. Esa es una razón muy clara para aumentar el gasto en I+D, porque no se pueden poner puertas al campo. Es claro que cada país tiene que hacer aquello para lo que tiene ventajas comparativas, y a mí lo que me gusta es que España esté ya en los planteamientos de punta. Hay que ser también conscientes de que algunos de los efectos de la deslocalización no son tan negativos. En Marruecos hay más de 800 empresas españolas, sobre todo del sector textil, que están creando empleo allí, evitando inmigración, y dejando aquí lo puntero, el diseño o la distribución comercial, que es lo que la gente quiere.

P. Sí, pero parece que lo que se va de la industria del automóvil o de la máquina-herramienta es mucho más. La cuestión es, de nuevo, ¿hay tiempo, o la ampliación nos llega como una oportunidad perdida?

R. No. Cuando nosotros entramos en la comunidad, también franceses y alemanes hablaban de esto mismo, lo que pasa es que nosotros entonces no veíamos ese lado de la puerta. Veíamos sólo la llegada de empresas que se instalaban en España. Además hay que tener en cuenta que en Europa se habla de impulsar una nueva política industrial. Por ahí hay que ir.

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