El chicle como "barro primigenio"
El artista sevillano Pablo Alonso Herraiz funde ciencia y metafísica en una exposición en Nueva York
El artista Pablo Alonso Herraiz (Sevilla, 1965) funde ciencia y metafísica en una exposición en Nueva York. Alonso Herraiz, que reside en Málaga, ha presentado su muestra Chewing Gum Space Children en la Sala de Exposiciones del Instituto Cervantes de Nueva York. La muestra ha sido promovida por la Fundación Unicaja. La exposición, que fue inaugurada el pasado 1 de abril, estará abierta al público durante la semana que viene. La muestra consta de siete cuadros; siete obras en papel y digitalizadas; tres fotografías, y una escultura.
Alonso Herraiz considera Chewing Gum Space Children "una experiencia importantísima" en su carrera. "Es la primera vez que hago una exposición individual en Nueva York, que es la capital mundial del arte. Siento una responsabilidad muy grande por el sitio y por ser uno de los pocos artistas españoles que ha expuesto allí", explica. Alonso Herraiz ha participado en exposiciones colectivas en París y Turín.
"El título es Chewing Gum Space Children, es decir Niños espaciales de chicle. ¿Por qué? La idea matriz es un viaje que hacen los hermanos Bleuler. Se trata de cinco hermanos con distintas patologías mentales. Estamos ante un panorama de síndromes relacionados con disfunciones autistas y con la hiperinteligencia. En esta fábula que cuento en la exposición cada niño inventa una máquina extraña. En la exposición aparece cada una de las máquinas, que son máquinas polifuncionales", relata Alonso Herraiz.
"Con una de esas máquinas realizan un viaje alucinante en el tiempo que se inicia en el siglo XIX y llega hasta el año 3000. Viajan transformados en goma de mascar de fresa. Hago una reflexión sobre lo físico, lo religioso y el mundo de la ciencia con componentes de ironía y seriedad. Hay una poética de la ironía, como diría Aristóteles. Cuestiono ese mundo de la ciencia del filósofo Auguste Comte, del siglo XIX, esa religión de la ciencia... La exposición se expande en distintos fragmentos en una transformación que es una mutación. Cada niño se muta con su máquina hasta convertirse en chicle", continúa el artista.
"Hay momentos en que el niño se convierte en una especie de cyborg, que es una mezcla de su máquina con el chicle de fresa. En este proceso de mestizaje entre máquina, ser humano y chicle completan su viaje hacia una región desconocida del universo con forma de paraíso. Los niños aterrizan en este lugar y estallan. Su sustancia se funde con la del universo", agrega Alonso Herraiz.
Antonio Garrido, académico de la Norteamericana de Lengua Española, considera que "el chicle, nuevo barro original, es la cabeza del otro retrato de aparato". "Carreño de Miranda siguió los pasos de Velázquez y el retrato de corte adquirió el perfecto hieratismo de la monarquía de ambos mundos; pues bien, [Alonso] Herraiz ha creado el nuevo retrato de la era del chicle. El uniforme es la majestad del antiguo orden, la disciplina del pensamiento y la disciplina del cuerpo; la cabeza es la conclusión del perfecto silogismo: La materia es la base / El chicle es la materia / Ergo, el chicle es la base / Propuesta tan revolucionaria sólo es dada a un creador-científico de la altura teórica de [Alonso] Herraiz. A partir de este razonamiento, lo demás es poesía", escribe Garrido en el catálogo de la exposición.
Alonso Herraiz propone una "reflexión teológica del barro primigenio con el que Dios modela al hombre a su imagen y semejanza". El artista sevillano opina que "el chicle podría ser el barro del siglo XXI". Además, Alonso Herraiz partió de "una reflexión del físico Stephen Hawking, que señaló que teóricamente se puede viajar en el tiempo si se encuentran unos agujeros negros en el espacio". "Hawking explicaba que los agujeros en el espacio eran como una extensa sábana de chicle sobre la que tiramos una bola de mármol. Entonces quedaría en la sábana un cono elástico, estirado y sin fin", añade el artista.
Alonso Herraiz ha apostado por "vincular algo tan frívolo, efímero, insustancial y unido al mundo de la adolescencia, como el chicle, con algo tan serio como la posibilidad de viajar en el tiempo". "Hay una conexión entre el positivismo del siglo XIX y el positivismo que vivimos hoy. Llegamos a un punto en que la ciencia se convierte en algo tan abstracto como la metafísica más pura, en que es difícil discernir lo que es filosofía, ciencia y religión. Por eso, me gusta utilizar muchas disciplinas en mi trabajo: ciencia, literatura, filosofía y arte", dice Alonso Herraiz.
Chewing Gum Space Children estará en el Museo Municipal de Málaga a partir del 25 de junio. Alonso Herraiz adelanta que "la exposición estará más completa en Málaga porque hay más espacio". "En Málaga haré un despliegue de todas las máquinas. Expondré más del doble de piezas que en Nueva York", concluye.
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