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Duran no se opone a que Artur Mas suceda a Pujol en la presidencia de CiU

El líder de la oposición no ejerce ningún cargo orgánico en la federación nacionalista

Artur Mas tiene el camino expedito si quiere sustituir a Jordi Pujol como presidente de Convergència i Unió (CiU). El líder de Unió Democràtica, Josep Antoni Duran, ha vencido sus recelos iniciales sobre esta posible designación y no se opondrá a que Mas asuma el liderazgo de CiU. Miembros de la cúpula democristiana así lo expresaron ayer a este periódico después de que Jordi Pujol afirmara que está dispuesto a dejar la presidencia de Convergència Democràtica (CDC) y de la federación nacionalista.

"Si Mas quiere ser presidente de Convergència i Unió, no supondrá un problema para nosotros", afirmó taxativo un alto dirigente de Unió y mano derecha de Duran Lleida. El líder democristiano siempre había mostrado sus reticencias a este cambio, pero ahora quiere dedicarse casi a tiempo completo a su nueva tarea de presidente y portavoz del grupo de CiU en el Congreso de los Diputados. En este nuevo escenario, en Unió también consideran que la presidencia de la federación constituiría una plataforma esencial para que Artur Mas pueda conquistar la presidencia de la Generalitat en las elecciones de 2007. "No tiene sentido que el candidato a la presidencia no ejerza ningún cargo en la federación", apuntó la misma fuente.

Ambos partidos, Unió y Convergència, deben celebrar a finales de este año una conferencia nacional para discutir el futuro de la federación. Los democristianos insisten en rechazar cualquier proceso que suene a fusión con sus socios y apuestan por reforzar las estructuras internas. En Convergència, en cambio, quieren dar un paso definitivo para convertir CiU en una "única formación política", tal como estipula el protocolo que firmaron en abril de 2001. Dar la presidencia a Mas sería un modo de vencer las desconfianzas en CDC.

Recuperar el Gobierno

Antes de esa conferencia nacional, UDC y CDC deben celebrar sus congresos ordinarios. Ahora Convergència se encuentra enfrascada en preparar el suyo de julio y en diseñar una nueva estructura interna lo suficientemente sólida y eficaz que les permita recuperar la Generalitat. Y el papel que pueda desempeñar Artur Mas en este organigrama es básico para conseguir este objetivo, es decir, si continúa como secretario general de la formación o asume la presidencia de CDC en lugar de Jordi Pujol, que pasaría a ser el presidente honorario.

Mas todavía no ha tomado una decisión al respecto porque se ha topado con una imprevista oposición interna a la posibilidad de que Pujol abandone la presidencia del partido, tal como le habían pedido algunos sectores. "Pujol sigue siendo un activo al que Convergència no puede renunciar. Sería difícil de asumir sentimentalmente por parte de la militancia y sobre todo por los delegados del congreso", apuntó un destacado dirigente de CDC.

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En su comparecencia informativa para presentar las líneas básicas del XIII Congreso de CDC, Artur Mas eludió ayer pronunciarse sobre si sustituirá a Pujol en la presidencia del partido, aunque restó posibilidades a esta opción. "No es seguro, pero sí probable. Pero en todo partido, quien acaba teniendo más responsabilidad es el secretario general, que es la figura clave, mientras que el presidente puede tener una gran influencia interior, pero es una figura representativa", manifestó.

Aunque Pujol afirmó el pasado martes que está dispuesto a abandonar la presidencia de su partido, ayer la dirección de CDC se esforzó en restar trascendencia a estas palabras: "Se malinterpretó al presidente y él fue el primer sorprendido por la repercusión. Sencillamente quiso decir que está a disposición de su partido como un militante más". Y agregarón: "Pujol tiene muchas ganas de continuar siendo el presidente de Convergència".

Lo cierto es que Artur Mas quiere emplearse a fondo en su candidatura a la presidencia de la Generalitat y ello le exige delegar funciones organizativas, pero sin dejar de controlar el partido. Aunque todas las fuentes consultadas insisten en que todo está en el aire, Mas podría continuar como secretario general y delegar algunas responsabilidades en un vicesecretario general de acción política. Felip Puig aparece como el mejor situado para ocupar este puesto.

Mas quiere escuchar al mayor número posible de cuadros de su partido, tanto del sector soberanista como del moderado, antes de tomar una decisión. La mayoría se ha opuesto a la posibilidad de relegar a Pujol a una presidencia honoraria. "Hay que acertar en las decisiones", apuntó de forma elocuente ayer Mas.

En cualquier caso desde Convergència se insiste en que Mas, como candidato a la presidencia de la Generalitat, debería desempeñar algún cargo orgánico en la cúpula de la federación. En la actualidad, Pujol ocupa la presidencia y Duran Lleida la secretaría general. Si Mas, finalmente, aspira a liderar la federación de CiU, los democristianos de Unió no formularán ninguna objeción.

El XIII Congreso, que tendrá como lema La nueva Convergència para una Cataluña sin límites, se celebrará del 9 al 11 de julio en L'Hospitalet de Llobregat. Mas subrayó ayer que este congreso debe ser el de la renovación de "personas, de organización, de la estrategia y de la doctrina" para recuperar el Gobierno catalán en 2007, pero sin "dejar de ser nacionalistas". Con este propósito el dirigente convergente reafirmó ayer que la voluntad de Convergència es representar la "centralidad" política en Cataluña y convertirse en una formación "transversal", más allá de las "clásicas divisiones ideológicas". "El objetivo es ampliar las fronteras y ganar territorio de centralidad", agregó.

Esta centralidad se traducirá también en los órganos de dirección, que, según explicó Mas, agruparán las diversas sensibilidades existentes en Convergència, cuyos representantes en las últimas semanas ya han ido tomando posiciones con vistas al congreso, tanto los soberanistas como los moderados, organizados en torno a la Fundación Barcelona.

En el congreso, además de las ponencias, se aprobará un paquete de medidas de transparencia. Entre otras, un nuevo régimen de incompatibilidad para todos los cargos del partido, que tendrán que ser refrendados en votación en el congreso.

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