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Reportaje:

Teoría y práctica de la poesía

Poetas, filósofos e historiadores debaten en una intensa jornada en Caixafòrum

Si ya parece difícil saber qué es poesía, cómo no iba a serlo dirimir las relaciones entre poesía y pensamiento. Sobre este tema reflexionaron poetas y pensadores el pasado sábado en Caixafòrum. Conclusiones, pocas. Era previsible. Para completar la jornada, por la noche se celebró una fiesta poética en la que participaron los poetas Andrés Trapiello, Clara Janés, Arnau Pons, Jordi Ibáñez, Salvador Oliva, Eloy Sánchez Rosillo y Vicente Valero.

Los debates -que reunieron entre otros a los poetas Jaime Siles, José Corredor Matheos y Olvido García Valdés con los filósofos Félix Duque y Antoni Mora- sirvieron para poner al descubierto algunas visiones actuales sobre el tema.

El poeta Antoni Marí, que abrió el acto, reivindicó la estela de Nietzsche, Heidegger y María Zambrano. Mora, haciéndose eco de las tesis de Nietzsche, planteó que el hombre ha perdido la capacidad de crear, que hoy en día conservarían únicamente los poetas.

Josep M. Lluró criticó la proyección de las propias ideas de los filósofos en los textos

Félix Duque fue el participante más vehemente de los debates. Diferenció poesía de filosofía: "La poesía atiende a la totalidad estructural del cosmos. El poema se cierra dentro de sí mostrando una delicuescencia del lenguaje a través del lenguaje mismo. En cambio, la reflexión filosófica es un intento desesperado de abrir con la quilla de la palabra aquello que queda aludido por la palabra pero está más allá de ella". Con una argumentación abrumadoramente erudita, Duque sostuvo que "todo pensar es un traducir, un trasladar". Olvido García, en cambio, opina que "pensar es un aparecer"`. La poeta dijo que "poesía es pensamiento".

Una de las aportaciones más destacadas al debate fue la del historiador Josep M. Lluró, tal vez por la propia disciplina de la que proviene. Lluró criticó que, a su juicio, los filósofos proyectan en ocasiones sus propias ideas en los textos ajenos. En su opinión, el análisis filosófico borra en ocasiones "la especificidad histórica" del poema. De este modo se opuso a las "lecturas absolutizadoras" que abstraen el texto de su momento histórico de producción. Ante esto, Duque cargó contra él para terminar preguntando: "¿Tenemos derecho a reducir toda la riqueza de la poesía y del pensamiento a un autor o sujeto a un cementerio de datos y fechas?". Lluró respondió que no, pero que cree que "se debe escuchar esa voz que se pronunció entonces tal como se pronunció". El historiador aclaró que eso no afecta a los otros usos que se puedan hacer del poema. Lluró reivindicó así la historia como método para arrancar del olvido el pasado.

Corredor Matheos defendió, desde su experiencia como poeta, la desaparición del pensamiento, junto con el resto de la persona, en el momento de la creación. Manifestó que "el poema es un acto d

e obediencia". En una actitud próxima a la mística sostuvo que "el poeta ha de vaciarse" para llenarse de otra cosa.

El filósofo Antoni Mora dijo no que sabe qué es la poesía, pero sí qué es un poema. Su propuesta de analizar la poesía a partir de casos concretos pudo ponerse en práctica por la noche, cuando los poetas citados al principio recitaron un puñado de poemas. En el acto predominó la contención métrica y un tipo de poesía narrativa próxima a la poesía de la experiencia. La voz concisa y profunda de Clara Janés y los breves poemas judíos de Pons sirvieron de contrapunto.

Estos poetas muestran, en cualquier caso, que el rigor intelectual no está reñido con la poesía. Sin ir más lejos, Ibáñez participó recientemente en el centenario de Adorno, y Valero es autor de una muy bien acogida biografía de la estancia de Walter Benjamin en Ibiza.

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