Atrapados en el amor

En uno de los puntos de giro de la magnífica Atrapado en el tiempo (Harold Ramis, 1993), Bill Murray comprendía que lo de repetir el mismo día una y otra vez podía ser un tostón pero ofrecía enormes posibilidades para enamorar al personaje de Andie MacDowell. Había oportunidades de sobra y los errores se podían corregir al día siguiente. De una premisa semejante parte 50 primeras citas, pero donde allí había inteligencia en los gags, aquí hay obviedad; donde había desparpajo, aquí hay torpeza; donde había ternura, aquí hay blandenguería; donde había atrevimiento, aquí hay zafiedad.

Chistes fáciles

Así, los chistes están cortados por un patrón que lo mismo debe hacer reír a un adulto que a un niño de ocho años (pero sólo provoca la carcajada del crío), y el romance debe identificar igual a una madre de 50 años que a una princesa de 13 (naturalmente, sólo se identifica con él la adolescente). Adam Sandler se soporta bien salvo cuando le da por la exageración, convirtiéndose entonces en patético, mientras que Rob Schneider y Sean Astin, secundarios que tienen como objetivo la identificación del adolescente gamberro, están patéticos todo el tiempo.