Tradiciones
El Ayuntamiento de Barcelona, junto con otras entidades e instituciones, ha decidido organizar el Fórum Universal 2004, "un espacio nuevo y creativo para pensar y experimentar sobre los principales conflictos culturales y sociales".
El Fórum será, sin duda, el acontecimiento de este año y hay que esperar que sea un gran éxito porque realmente es una apuesta valiente del alcalde de Barcelona, Joan Clos, por situar a la ciudad como la capital cultural del Mediterráneo. En la agenda de principios del Fórum se indica que "la diversidad cultural es uno de los ejes que vertebran este evento".
Esta proclamación de intenciones para divulgar la cultura de los pueblos choca -de forma frontal- con la declaración de Barcelona como "primera ciudad antitaurina". No soy un aficionado a los toros y jamás he ido a una corrida, pero reconozco el valor cultural que tiene esta tradición en España. Al igual que en Cataluña, donde existe una asociación de peñas, la Federació d'Entitates Taurines de Catalunya. ¿A qué viene esta hostilidad, pues, con las tradiciones caseras? ¿No se esconderán razones políticas bajo esta decisión?
El alcalde de Barcelona debería reconsiderar esta sinrazón. Visto desde fuera, resulta absurdo promocionar la Barcelona abierta y tolerante y a la vez no ser capaz de aceptar la realidad cultural de la propia comunidad catalana.