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Entrevista:Miguel Ángel Moratinos | Ministro de Asuntos Exteriores | EL REGRESO DE LAS TROPAS | Entrevista al nuevo titular de Exteriores

"La retirada no debe afectar la relación con EE UU"

Miguel Ángel Moratinos, que tomará hoy posesión como ministro de Asuntos Exteriores, mantiene el proyecto de viajar mañana a Washington para abordar con la consejera de seguridad nacional, Condoleezza Rice, y el secretario de Estado, Colin Powell, las consecuencias de la retirada inmediata de las tropas españolas, anunciada inesperadamente ayer por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. El nuevo ministro español anticipó personalmente la decisión a Powell en una conversación telefónica mantenida ayer por la mañana, y le reiteró su intención de visitarle el miércoles, en la confianza de que la cita se mantenga.

Pregunta. ¿No hubiera sido más lógico esperar los resultados de su visita a Washington para anunciar la vuelta de las tropas?

"Si a corto plazo recibimos críticas o caricaturas, se asumirán con la mejor sonrisa"
"Hemos preferido no mantener más dudas e incertidumbres sobre nuestra actitud"
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Respuesta. El caso es que hemos preferido no mantener más dudas e incertidumbres sobre nuestra actitud. Habíamos tenido ya consultas con altos responsables de Naciones Unidas, en particular una larga conversación telefónica mía del sábado con Lajdar Brahimi, enviado a Irak del secretario general, Kofi Annan, y con otros socios importantes. Lo que decían todos es que es muy difícil que la ONU asuma la plena responsabilidad política y la dirección militar de lo que ocurra en Irak tras el traspaso de poderes al Gobierno iraquí, el 30 de junio.

P. ¿Y ésas son las condiciones mínimas que esperaba España de una eventual resolución del Consejo de Seguridad?

R. Esas son las condiciones a las que nos comprometimos con el electorado español, y, por tanto, no es que sean mínimas o máximas, son las condiciones.

P. En el pasado se señaló que, aunque la OTAN asuma la dirección militar en Irak, el mando de las tropas, del mismo modo que el principal contingente, seguiría siendo probablemente estadounidense. No obstante, el problema es que, por encima de ese mando, tendría que haber un comité militar integrado por representantes de varios países, y Washington no parece aceptarlo. ¿No hubiera podido encontrarse ahora un arreglo sobre esas líneas?

R. Parece ser que, efectivamente, los estadounidenses no lo aceptan. Pero el elemento esencial es doble: uno, el político, la presencia de Naciones Unidas, y otro el militar. En el primero, hay que constatar, con enorme decepción y tristeza, que hoy en día no se producen las condiciones ni siquiera para que la ONU pueda asumir sus responsabilidades y acudir a Irak. Vemos con enorme dificultad, como dijo el presidente en el debate de investidura, que esto pueda cambiar y que Naciones Unidas se implique. Lo que no significa, y el presidente lo dijo también en el debate, que nosotros nos lavemos las manos. Nosotros vamos a tener una actitud constructiva y activa en Naciones Unidas para cambiar la situación actual y permitir que, en su momento, esperemos que sea cuanto antes, la ONU pueda recuperar la presencia política en todo el proceso. Luego está el elemento militar, que incluye el mandato de Naciones Unidas, un segundo nivel, que es el de la dirección, y luego el mando sobre el territorio. Hay, pues, muchas fórmulas, que todavía no se han estudiado. Lo que hasta ahora hemos oído es que, por el momento, Estados Unidos no parece dispuesto a cambiar la estructura actual de la presencia de lo que podemos denominar las fuerzas multinacionales en Irak, y eso lo consideramos como un interrogante, una incertidumbre, que, en las actuales circunstancias, de aquí al 30 de junio, no nos iba a permitir considerar que se ha producido un cambio sustancial de la situación.

P. Algún analista autorizado ha escrito también que la prueba del nueve de la eventual resolución del Consejo, la que sin duda permitiría la presencia de las tropas españolas, sería aquella que cree unas condiciones en las que Francia y Alemania pudieran enviar tropas.

R. Bueno, la verdad es que en mis contactos informales con franceses y alemanes no hemos entrado en estos detalles. Lo que sí he comprobado, tanto en Francia como en Alemania, es una voluntad de trabajar conjuntamente en Naciones Unidas para crear una dinámica diferente. No hemos entrado a discutir la eventualidad de un despliegue de tropas, pero, a corto plazo, no lo veo. Luego, si cambia el modelo, todo es posible, pero a corto plazo no lo creo.

P. Su visita a Washington del martes se plantea ya con otra perspectiva. ¿Va a proponerle a Powell fórmulas de cooperación en Irak alternativas a la militar?

R. Sí, vamos a abordar las posibilidades que tenemos. Hubo una Conferencia de Donantes que se celebró en Madrid, con unos compromisos ya adquiridos, y esos compromisos los vamos a mantener. Hay que ver cómo podemos llevar a cabo una ayuda humanitaria que sea verdaderamente humanitaria, y que, por tanto, no esté confundida con lo que es la presencia militar en la zona, así como cuáles son las condiciones para que esa ayuda pueda llegar a los propios iraquíes. También lo que debe ser contribución política en el debate de Naciones Unidas y de la Unión Europea, o la posible contribución española para que países árabes, países limítrofes de Irak, puedan encontrar fórmulas alternativas para salir de este atolladero. Francia acaba de lanzar la idea de una conferencia internacional para que los distintos grupos y comunidades iraquíes puedan abordar el futuro político. Nosotros apoyaremos toda iniciativa para salir de esta encrucijada, pero no nos queremos alejar del marco de Naciones Unidas, que yo creo que debe ser esencial. También veremos qué posibilidades tenemos de contribuir en el futuro, sin necesidad de mantener una presencia física de tropas en Irak. Se puede formar a policías, se puede formar a fuerzas de seguridad, se pueden hacer muchas contribuciones positivas para que los propios iraquíes vayan consolidando su proceso de estatalidad, que es lo que hace falta en estos momentos.

P. ¿Cree que hay motivos para temer la reacción de EE UU a la retirada de las tropas?

R. Yo creo que no. Esta decisión no debería afectar a las relaciones bilaterales. España y Estados Unidos tiene suficiente densidad estratégica en su relación como para poder entender lo que son posiciones que vienen justificadas por una voluntad mayoritaria de cada uno de los países. Estados Unidos es un país donde el triunfo de la democracia es esencial, y donde se entiende perfectamente que, cuando hay una voluntad mayoritaria de la sociedad española expresada democráticamente en las elecciones, hay que respetarla y apoyarla, como nosotros entendemos las políticas de Estados Unidos que han sido sometidas a una criba electoral. Además, tenemos una agenda mucho más amplia y atractiva a medio y largo plazo. La diferencia fundamental, que es lo que yo voy a tratar de explicar a nuestros amigos estadounidenses, es que, con nuestras propuestas, vamos a tratar de dar mayor contenido y mayor resultado tanto a la agenda bilateral como a la agenda entre Estados Unidos y Europa. Es verdad que, quizás a corto plazo, parecería mucho más atractivo el ver que el presidente Aznar iba a las capitales iberoamericanas tratando de influir a los distintos líderes de la región para que cambiaran su voto a favor de una posición; o es verdad que, en el mundo árabe, parecía que los viajes, tanto de mi predecesora como del presidente Aznar, tenían gran impacto. Pero yo estoy convencido de que una posición de mayor respeto mutuo, de mayor comprensión, da luego resultados mucho más valiosos a lo que es esa relación y a lo que son los objetivos comunes que tienen España, Europa y Estados Unidos.

P. No obstante, hay que constatar que los medios de comunicación estadounidenses son muy poderosos y que tanto Francia como Alemania han sufrido campañas para perjudicar su imagen y boicoteos comerciales.

R. Bueno sí, pero nosotros tenemos, no solamente la garantía, sino la fuerza que dan 11 millones de votos de españoles, y, sobre todo, una posición que consideramos que es la más razonable. Si a corto plazo recibimos críticas o caricaturas, se asumirán con la mejor sonrisa y sin la voluntad de dar tumbos. Nosotros tenemos un objetivo muy claro y ese rumbo lo vamos a mantener.

P. El presidente Zapatero dijo en las Cortes que España seguirá siendo el primer aliado en la lucha antiterrorista, pero usted ha anunciado un cambio de concepto estratégico en ese campo. El presidente Aznar decía, por ejemplo, que todos los terrorismos son iguales, que no hay que estudiar las causas del terrorismo, sino simplemente derrotarlo. ¿Usted comparte esos criterios?

R. Yo creo que el concepto es el mismo. El presidente Zapatero en eso fue contundente. Dijo que no hay distinciones sobre terrorismo, y que no se puede justificar ningún tipo de terrorismo, e incluso que no está dispuestos a entrar en las causas del terrorismo. Lo que sí dijo es que hay algunos conflictos o algunas situaciones que facilitan el que ese terrorismo se desarrolle. Y también dijo que hay algunas situaciones políticas o conflictivas, en las que hay actos de terrorismo y luego puede haber actos de resistencia a una ocupación, pero que la manifestación no es la misma y que, por tanto, no debemos entrar en esta distinción. Donde sí nos separamos es en los instrumentos para combatir el terrorismos, en el rechazo de la guerra preventiva.

P. ¿También, quizás, en la promoción de políticas para modificar las circunstancias que pueden servir de caldo de cultivo para el terrorismo?

R. Sí, desde luego. Habría que tener en consideración, aunque luego muchos me vayan a decir que estoy poniendo en peligro la democracia occidental, que si no solucionamos el problema israelo-palestino, seguiremos teniendo ahí un caldo de cultivo.

P. La propuesta que hizo Aznar de que el Comité Antiterrorista de la ONU elabore una lista universal de organizaciones terroristas está bloqueada porque no hay consenso sobre una definición de lo que es terrorismo. ¿Van a seguir impulsándola?

R. Yo creo que las listas son positivas. Lo han sido en Europa. Lo que hace falta es crear el consenso. En Europa se ha conseguido, y yo mismo propuse que se incluyera a Hamás en la lista. Evidentemente, es más difícil lograr ese consenso en Naciones Unidas, pero hay una sensibilidad absoluta y prioritaria para unir esfuerzos para combatir el terrorismo internacional, y creo que cada vez será más difícil que algunos Estados pongan dificultades o se nieguen a esa unanimidad en la definición.

P. ¿Van a mantener la candidatura de Javier Rupérez para la presidencia del Comité Antiterrorista de la ONU?

R.Sí, sí, ya lo hemos hecho. Javier Rupérez tiene todos los elementos favorables para ser un excelente candidato. Tiene una trayectoria personal, desgraciadamente [Rúperez fue secuestrado por ETA en 1979], y también por su trayectoria internacional que, afortunadamente, le ha permitido conocer y defender una posición antiterrorista que representa una política de Estado en torno a la cual debemos estar todos absolutamente unidos.

P. Volviendo a Oriente Próximo, ¿debe España buscarse un papel propio en el proceso de paz o actuar únicamente en el contexto de la Unión Europea?

R. España no puede ser un actor unilateral, que por su propia capacidad pueda desempeñar un papel clave en la resolución de conflictos. España tiene que estar presente en Europa y, dentro de Europa, desempeñar lo que, sin lugar a dudas, tiene como elemento catalizador de lo que ha sido su historia, su presente, su capacidad de negociación y la atracción en la zona. Tenemos, por tanto, que ser un elemento activo en la UE para, primero, formular políticas, y, luego, a nivel instrumental, llevar cabo iniciativas que, en algunos casos nos conducirán a un protagonismo extraordinario, como fue la Conferencia de Madrid, y en otros a un protagonismo mucho más discreto.

P. No parece, sin embargo, que quede mucho margen para la negociación, desde el momento en que el presidente George Bush apoya plenamente el unilateralismo del primer ministro Ariel Sharon.

R. Hay partes positivas en este último acuerdo, como la voluntad israelí de retirarse de Gaza, que lógicamente queremos que se enmarque en la Hoja de Ruta del Cuarteto, que no sea unilateral. Es también positivo que el presidente de EE UU haya reafirmado su compromiso con la visión de que la solución tiene que pasar por dos Estados. Lo que hay que clarificar es la demarcación de fronteras, y ahí Europa no admitirá más solución que lo que es la legalidad internacional. Las fronteras anteriores a 1967 siguen siendo el punto de referencia europeo. Si las partes acuerdan modificaciones, la comunidad internacional lo aprobará, pero tiene que venir de una negociación de las partes.

P. Cambiando de terreno, ¿qué les dice a quienes sostienen que usted va a colocar a España a la cola de Francia y Alemania?

R. Que no es así. Es todo lo contrario. Nos vamos a colocar en lo que es el núcleo central de la construcción europea. Yo creo que España lo que ha tenido en los últimos años es una posición de exclusión, de ausencia, de no participación en lo que he denominado en muchas ocasiones las decisiones estratégicas de la UE. El candidato dijo en el debate de investidura que lo que es bueno para Europa es bueno para España, y, para mí, el momento más triste, que más me sorprendió de todo el debate, fue ese aplauso, digamos visceral, como de medio odio, cuando se habló de Francia y Alemania [Mariano Rajoy preguntó en tono provocador: "¿Quien define el interés europeo? ¿Francia y Alemania?", y fue aplaudido por los diputados del PP]. Los del PP respondieron como si estuviéramos en la Guerra de los Cien Años. Yo no creía que ese grupo político viviese en las cavernas de la historia, porque es estar en las cavernas de Europa, hoy día, el no entender lo que han aportado Francia y Alemania a la construcción europea, a la paz en Europa, al desarrollo europeo, la cooperación antiterrorista de Francia, por ejemplo.

P. ¿No cree usted en el riesgo de núcleos duros o directorios, por el que unos pocos países se arroguen el poder de decisión sobre los asuntos europeos?

R. No, yo creo que en lo que se está trabajando ahora es precisamente en romper esa idea de directorio y que España tenga su capacidad de decisión y de peso en las decisiones importantes. Pienso que no sólo no vamos a tener ninguna dificultad en presentar lo que va a ser el acuerdo de la Constitución Europea, que va a ser un acuerdo histórico, sino que el PP tendrá que apoyarnos como nosotros le apoyamos en su negociación, o más bien en su posición, porque el problema es que, hasta ahora, no hubo negociación. Y creo que no habrá dificultades en demostrar a la ciudadanía española que España ha salido reforzada.

P. ¿El Gobierno va a defender, pues, el mantenimiento del poder que España tiene en este momento en el Consejo, o no?

R. Del poder, sí. De la capacidad de decisión, también. De lo que no se dan cuenta es de que el Tratado de Niza ya no lo defiende nadie. Ni siquiera ellos mismos.

P. Bueno, sí como referencia de la capacidad de iniciativa y bloqueo que hay que conservar.

R. Eso sí, eso se mantendrá. El poder en ese sentido se mantendrá, lo que pasa es que el mecanismo será diferente porque vamos a la doble mayoría y habrá otros instrumentos.

P. En su opinión, ¿esta Europa ampliada y constitucionalista debe ser un elemento moderador o compensador de la política internacional de EE UU?

R. Debe ejercer indudablemente un papel de interlocución con EE UU, porque somos lo dos grandes polos estratégicos. Estados Unidos y Europa deben asumir sus responsabilidades en este mundo globalizado, porque tenemos, no solamente la responsabilidad institucional y, entre comillas, de poder, sino porque tenemos también las capacidades financieras y económicas de regular lo que es este mundo, que no nos ofrece un panorama extraordinariamente alentador, sino todo lo contrario. Si no hay diálogo estratégico entre EE UU y la UE, muchos de los problemas de los que estamos hablando, como el de Irak o el del hambre en el mundo, seguirán desarrollándose de manera muy desigual y con muchas dificultades. Europa no tiene que contraponerse a Estados Unidos. Yo creo que ha llegado el momento de crear un Nuevo Occidente, donde tendríamos que cambiar lo que eran las relaciones de poder, primero, históricamente, bajo la presencia colonial europea; luego vinieron las pax americanas, y ahora volvemos otra vez a la hiperpotencia y la Europa que se está construyendo. Pero tampoco podemos olvidar que hay otros conjuntos en el mundo occidental que tienen que contribuir a la construcción de un mundo mucho más solidario, mucho más constructivo y mucho más responsable. Y eso es una reflexión que EE UU y la UE deben hacer conjuntamente.

P. ¿Diría usted que, en esa interlocución, las diferencias pueden ser tan enriquecedoras como los puntos de acuerdo?

R. Sí. Hombre, tenemos que ir a que haya más coincidencias que diferencias, pero las diferencias pueden ser positivas, porque lo ideal sería encontrar una división de papeles, una complementariedad, ya que, en algunas áreas, Europa tiene mayor capacidad de influencia y de garantizar resultados y, en otras, EE UU es imprescindible. A veces hay que ir de la mano, pero todavía no hemos llegado a ese grado de aceptación mutua. En Europa existe todavía mucho antiamericanismo y en EE UU existe un cierto desprecio hacia la Constitución europea, que molesta, como si fuéramos ingratos como si no hubiéramos entendido la contribución estadounidense.

Miguel Ángel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores.
Miguel Ángel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores.ULY MARTÍN
La ex ministra Ana Palacio entrega la cartera a su sustituto ayer en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.
La ex ministra Ana Palacio entrega la cartera a su sustituto ayer en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.EFE

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