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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Exposición de motivos

"Barcelona tiene una larga trayectoria de protección de los animales: fue entre otros aspectos destacados la primera ciudad del siglo XIX donde se estableció la Liga para la Protección de Animales y Plantas...". Una víspera de toros en las Ramblas, en el siglo XX. Seguramente en el año 1958. Yo tenía 13. Frente al Principal Palacio un corro de gente discutía sobre toros. Serenamente. Algunos incluso se sentaban. En Canaletes, por donde habíamos pasado, la gente del fútbol discutía a gritos. Iba de la mano de unos amigos de mi tío, todos del toro... "Incluso en tiempos del alcalde doctor Robert, cuando el apoyo popular a las fiestas de los toros era muy importante, Barcelona ya fue la primera ciudad que se dirigió a las Cortes españolas para que sean...". En la tertulia, callejera, frente al Principal, destacaba un hombre elegante y severo, que parecía tener sobre el grupo una autoridad indiscutible. Estaba convenciendo a los otros para que fuesen a Madrid, que toreaba el novillero Paco Camino, triunfador en Barcelona. Creo que fue por ese hombre por el que yo les tomé afición a los toros... "Prohibidas las corridas de toros y todo espectáculo que dé por resultado el derramamiento de sangre o la muerte, lesión o mutilación de animales...". Cuando acabó la tertulia me llevaron al bar de los toreros, así lo llamaban, en una travesía de Escudellers. Comí alcachofas a la brasa, muy sabrosas. En la pared, colgada, había una portada de la revista Life. Antonio Ordóñez mostraba las heridas de toro que tenía en su cuerpo. Era una fotografía bella, impresionante y varonil... "La declaración para la defensa y los derechos de los animales manifiesta que todos los animales tienen derecho a ser respetados, no han de ser víctimas de malos tratos, esfuerzos desmesurados, espectáculos violentos ni actos crueles que comporten sufrimientos físicos o psíquicos...". Todo eso fue la víspera. Al día siguiente había corrida en las Arenas, que siempre fue una plaza hermosísima. Entreveo a Julio Aparicio, una gran faena de Aparicio, pero no sé si esto se mezcla ahora con otras tardes primeras. Cuando acabó la corrida, esto sí lo recuerdo muy bien, los amigos se fueron al bar y se pusieron a discutir durante muchas horas. Yo iba atando cabos y pronto me di cuenta de que la corrida era un gran pretexto para conversar. Una promesa de acontecimiento y un pretexto para la palabra... "La Asociación para la Defensa de los Derechos de los Animales y la Sociedad Mundial para la Protección de los Animales han entregado al Ayuntamiento de Barcelona más de 240.000 firmas en una muestra de sensibilización y movilización ciudadana para solicitar que, de acuerdo con los principios de compromiso ético, social y medioambiental de nuestra sociedad, el plenario del Ayuntamiento declare a Barcelona ciudad antitaurina...". Yo tenía 13 años, quería ser matemático y puede que filósofo, y venía de una familia muy quebrada. Es probable que esto determinara mi visión de las cosas, pero veía en el toro gente también muy quebrada, que había perdido, que había emigrado y para los que la corrida era una forma de vertebrarse. Una forma de reconocimiento y una forma de reconciliación: gente obrera y charnega, hijos de la España desolada, y castigados por las dos circunstancias. Iban a los toros y estaban juntos: y estaban juntos, además, con otros que hablaban catalán y que llevaban muchos años haciendo lo mismo: es decir, hablando catalán y yendo a los toros. Pero ya digo: vengo de una familia muy deshecha y quizá todo aquello fuese una ilusión... "El toro es un mamífero con un sistema nervioso de similares características al de la especie humana, lo que significa que compartimos muchos aspectos de nuestro sistema emotivo...". Era un niño racional que quería ser severo y nunca vi en los toros nada parecido al pintoresquismo. Siempre me pareció una fiesta sobria y racional en la que el más pequeño error del torero, tan frágil, tan confrontado, afectaba radical y fatalmente a cuerpo y alma... "La biología del toro es la biología de un rumiante que ante la agresión y la tortura simplemente pretende huir. Como las vacas y los bueyes, el toro no es un animal agresivo. Y por tanto hay que desmitificar todo lo que rodea a los toros; ya que el toro bravo no es una especie diferente del toro reproductor y por tanto es un rumiante pacífico...". Junto a la razón estaba también una cierta melancolía de universo perdido, algo que iba más allá del lugar que aquellos hombres habían dejado en el sur de la vida, algo que quizá estuvo desde el principio en fiesta tan urbana: una melancolía del edén, del campo, de la paz agraria inmóvil... "Tercero: declarar que el consejo plenario de Barcelona es contrario a la práctica de las corridas de toros...". Desde aquellos dos días, una jornada, en realidad, he vuelto siempre a los toros. He visto allí una rara práctica del rito, tan extraña en las sociedades modernas. Los tiempos han cambiado. Las familias deshechas que iban a los toros consiguieron rehacerse. Pero he seguido viendo reconocimiento y reconciliación. Y ahora gracias a este acto irresponsable... "Ilmo. Sr. Jordi Portabella. Ilma. Sra. Imma Mayol. Ilmo. Sr. Xavier Trias. Ilmo. Sr. Joan Clos...". He vuelto a ver cómo pasaba por los ojos de algunos la sombra del repudio.

El filósofo Víctor Gómez Pin lee la declaración que convierte a Barcelona en ciudad antitaurina
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