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Reportaje:EXCURSIONES | Los Toruños

Traviesas entre bosque y playa

Este sendero gaditano ofrece la posibilidad de caminar junto al agua o recorrerlo entre los árboles

Puede ser un bosque o una playa. Un paseo tranquilo o un día de pesca. Un camino rodeado de pájaros o de cangrejos. Así es el sendero de Los Toruños (Cádiz), un recorrido de seis kilómetros que bordea el río San Pedro y que se puede hacer cerca del agua o entre los árboles. Es lo más curioso de Los Toruños, adonde, en verano, muchas familias acuden allí como si de una playa se tratase.

Al sendero se accede por Puerto Real o bien por el término municipal de El Puerto de Santa María. La primera opción puede resultar la más curiosa porque el camino empieza en el campus universitario, muy cerca de facultades como la de Náutica o la de Ciencias. Una vez dentro de la ruta, es fácil encontrar gente pescando. Zapatillas, chocos o algunos tipos de pescado blanco que los gaditanos capturan para su propia mesa, porque en esa zona está prohibido comercializar lo que se pesca. Allí va a menudo Jesús García. Explica que a partir de junio no se puede pescar en Los Toruños porque empieza la temporada de playa y se llena de familias, niños y mayores que se bañan en el río y pasan el día tirados al sol o jugando en una arena demasiado mojada. Jesús ha observado que ya están instalados los bidones para la basura, y eso quiere decir que ha empezado la temporada de baño, aunque no de forma oficial.

Una vez dentro de Los Toruños, a la derecha hay un pequeño puente que conecta con una zona frondosa, muy cerca del sendero de tierra por el que suele pasear la gente. Merece la pena atravesar el puente de viejas traviesas de la vía del tren. Desde allí se ven las cañas de pescar clavadas en la arena, esperando pacientemente algún pez ingenuo. Concluye junto a un pequeño merendero y un paisaje que cambia de azul a verde. Allí hay muchos recovecos, pequeños caminos que conducen a ningún sitio. Es fácil encontrar la ruta real, pero hay que tener cuidado: más de un despistado ha llegado hasta un pequeño arroyo y ha tenido que dar la vuelta.

Es mejor hacer el paseo en bicicleta, porque puede resultar algo monótono. Después de andar más de un kilómetro aparece lo más característico de esta ruta: un puente de casi medio kilómetro, también de traviesas, que parece sacado de una película de Indiana Jones. No hace falta acercarse para ver que está incompleto. Alguien, hace meses, lo quemó con saña y lo partió por la mitad. Los visitantes lamentan no poder pasar ya de orilla a orilla. "Es una pena", dice José Palacios, "porque la gente venía con los chiquillos aquí a pasar el día, cruzaban el puente y pasaban el rato al otro lado, pero ya no se puede". Es imposible cruzarlo, pero al menos se pueden recorrer unos metros y observar desde arriba el curioso espectáculo que forman decenas de cangrejos.

Cerca del puente también hay un mirador, una torre de madera desde la que se ven localidades vecinas. El camino continúa de forma similar, cruzado de vez en cuando por traviesas de madera para facilitar el paso entre las marismas. El final está muy cerca de Valdelagrana, una zona de playa, de playa de verdad, que pertenece al municipio de El Puerto de Santa María.

'Pescaíto' cerca del mar

- Cómo llegar. Desde Cádiz hay que seguir las indicaciones que conducen hasta El Puerto de Santa María. Una vez que se atraviesa el puente Carranza hay que coger la desviación a la derecha, perfectamente señalizada, que conduce al campus universitario de Puerto Real. El inicio de la ruta está al lado de la facultad de Ciencias, aunque hay otra entrada un poco antes, donde empieza el primer puente de madera.

- Qué ver. Hay dos posibilidades muy distintas cerca de la ruta. Se puede ir a la playa de Valdelagrana, una zona que se llena de visitantes en verano. Pero lo mejor es acercarse a El Puerto a comer marisco y pescaíto frito y a darse un paseo tranquilo. El castillo de San Marcos (siglo X) es uno de los edificios más representativos. Las bodegas típicas de la ciudad o la fundación Rafael Alberti, abierta de martes a domingo, también merecen una visita. De paso, pueden coger el histórico Vaporcito, que en 40 minutos les dejará en el muelle de Cádiz.

- Otras rutas. Se puede empezar por el final, en la última entrada de Valdelagrana en dirección a Cádiz. En esa rotonda se puede coger una pequeña carretera hasta la venta El Macka, donde se puede dejar el coche estacionado. Cruzando el río San Pedro, el sendero hace una curva, pero después se convierte en un camino muy cómodo que atraviesa las marismas.

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