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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Colectivo de profesores indignados

Ante los oídos sordos de la Administración y los propios padres de muchos de nuestros alumnos, queremos aprovechar este foro para contar "lo bien que vivimos los maestros y profesores de la ESO".

La situación en la que nos encontramos en una gran mayoría de IES es alarmante. Nos vemos envueltos diariamente en un clima de crispación dentro de las aulas que difícilmente puede aceptarse. La violencia verbal llega a límites insospechados. Los insultos, amenazas, humillaciones y vejaciones conforman el tapiz al que nos enfrentamos a diario en nuestro trabajo. Como muestra pueden servir: "tú no eres nadie", "so mierda", "vete a chuparla", "eres un amargado/a", "déjame, so tío tonto", "hijo de puta", "como venga mi... te vas a enterar" y un largo etcétera. Además de este tipo de violencia también es frecuente el uso de la violencia física.

Pensamos que acciones como escupir en el suelo, silla o mesa, dar patadas a las puertas y mobiliario diverso, levantar la mano a un profesor, gritar por los pasillos, pelear en clase o en el recinto, utilizar a los compañeros para hacer campaña contra otros, promover acciones xenófobas, silbar en clase 'pasando' del profesor que esté allí en ese momento, comer pipas y escupirlas en el suelo en presencia del profesorado, etcétera, son, en definitiva, situaciones de gran tensión que no propician el normal desarrollo de una clase ni de las actividades del centro.

El mango de la sartén en el tema de educación lo tienen ahora los alumnos. Son intocables. La palabra 'menor' ha pasado de tener una connotación tierna y cariñosa a otra de agresividad e impunidad ante cualquier acción que realicen. Cualquier palabra o gesto que nosotros como educadores digamos o hagamos puede ser lanzada contra nuestra persona con total indefensión por nuestra parte.

Nuestra profesión está seriamente desprestigiada. Estamos convencidos de que no merecemos el trato que sufrimos hora tras hora en nuestro centro de trabajo. En cualquier otra profesión esto estaría en manos de los juzgados por acoso laboral, 'mobbing', etcétera.

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