La policía atribuye 17 asaltos al atracador del banco en Alicante

El atracador que mantuvo el lunes secuestrados a punta de pistola y con una granada de mano a ocho rehenes en una sucursal del Banco Popular de Alicante acumula un amplio historial delictivo:

17 asaltos a bancos y domicilios, en Madrid y Alicante, cuatro detenciones en la capital madrileña y Valencia por atraco y 11 reclamaciones judiciales.

El subdelegado del Gobierno en Alicante, Alberto Martínez, describió ayer al secuestrador, J. I. G. M., de 28 años -huido de la justicia desde hace un año aprovechando un permiso penitenciario-, como un delincuente "altamente peligroso" y subrayó su "gran preparación y frialdad". El comisario provincial de Alicante, José Luis Villalobos, aseguró que el detenido contó con la colaboración de "más gente", si bien no precisó el número de implicados. "Quizá en las próximas horas o días la investigación se complete", dijo.

Durante la madrugada del lunes, poco después de que un vehículo policial bloqueara la huida en motocicleta del atracador, la policía halló en las inmediaciones de la sucursal el turismo del delincuente y en su interior un subfusil con cargadores completos en su interior y con cartuchos en la recámara, además de una peluca. En el momento de la detención el atracador hizo ademán de utilizar el arma que portaba, una pistola CZ de 9 milímetros parabellum.

Antes, el ladrón fue liberando a los rehenes de manera escalonada y tras "arduas" negociaciones mediante un psicólogo de la policía. Dos de los retenidos, el director de la sucursal y un cliente, permanecieron hasta 13 horas cautivos. "El director fue quien peor lo pasó. El atracador la tomó con él. Le amenazó con volarle los sesos y le llegó a golpear en la cabeza con la culata de la pistola", reveló ayer una de las rehenes. Sus exigencias fueron múltiples: bocadillos, cerveza, agua, y pizzas. También pidió un gramo de heroína. Esta última petición no fue satisfecha, según la policía.

El comisario justificó que los GEO optaran por no intervenir en la sucursal "ante el riesgo que corrían los rehenes". "El atracador estaba muy capacitado y su obsesión era que no iba a volver a prisión bajo ningún concepto". Por ello, agregó el jefe policial, "hubiera hecho lo que hubiera sido necesario para no pisar la cárcel". Según el comisario, en su escapada, el individuo portaba la pistola montada y tuvo empuñada la granada con el pulgar en la anilla". El hombre permanece ingresado en el Hospital de Alicante en estado grave. Presenta politraumatismos con diastasis púbica leve, fractura maleolo interno en el tobillo derecho, así como hematoma pélvico sin repercusión funcional por hemorragia venosa y policontusiones.

Los vecinos que fueron desalojados, algunos en pijama, ante el aviso de bomba criticaron la actuación de los responsables públicos por su "desatención y falta de información". El delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Juan Cotino, propuso ayer a Interior que condecore a los agentes que participaron en la operación.