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LA OFENSIVA TERRORISTA | La investigación policial

La policía busca en Madrid el refugio de los supervivientes del 'comando' del 11-M

La fiscal solicita al juez del caso entre una y cinco nuevas órdenes internacionales de detención

Jorge A. Rodríguez

La policía busca en Madrid y su periferia una vivienda en la que se habrían escondido, tras el suicidio colectivo de Leganés, los terroristas implicados en el 11-M de los que se desconoce su paradero. Los investigadores saben que lograron escapar entre uno y tres de los seis más perseguidos por el 11-M. Ya está confirmado que seis terroristas se dinamitaron el sábado, tras cubrirse el cuerpo con explosivos, hacer un círculo sobre una pila de dinamita, llamar a sus familias para despedirse y ulular cánticos religiosos antes de suicidarse. Los movimientos y contactos de El Tunecino son ahora las claves de las pesquisas.

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El desescombro del piso de Leganés y los exámenes forenses han arrojado nuevos datos sobre los criminales del 11-M. Los investigadores creen que los organizadores y autores materiales de la masacre decidieron reagruparse con todo el material en dicha vivienda "porque juntos se sentían más seguros" y porque les permitía moverse con facilidad, al ser una zona muy bien comunicada por carretera.

De hecho, desde esa casa partieron los terroristas que colocaron una bolsa llena de dinamita en las vías del AVE, a la altura de Mocejón (Toledo), a unos 50 kilómetros de Leganés. La Comisaría General de Información cree que los autores de la intentona contra el tren de alta velocidad fueron los hermanos Rachid y Mohamed Oulad y Abdennabi Kounjaa, ya que habían trabajado por esa zona.

El material que tenían en su poder era una cantidad de dinamita de aproximadamente 50 kilos, tres metralletas -dos inglesas de la marca Sterling, de carga lateral, utilizadas por los paracaidistas británicos (similar a la que porta la persona que reivindicó en un vídeo el 11-M), y una Cz-Ceska, de fabricación checa- varias pistolas y una decena de teléfonos móviles. No se ha encontrado munición sin detonar.

Parte de la dinamita estaba metida en dos bolsas para cometer otros atentados, y en un cinturón bomba. El resto, la utilizaron para suicidarse. La disposición de los restos humanos hallados en el inmueble y sus inmediaciones indican que fueron seis los terroristas los que hicieron un círculo en torno a la dinamita, amontonada en el centro, y que algunos de ellos se colocaron explosivos pegados al cuerpo.

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Cuando, tras dos horas de tiroteos y negociaciones con la policía, sintieron que podían ser capturados, se volaron por los aires. El geo Francisco Javier Torronteras acababa de arrojar en ese momento una bomba de gases al interior de la vivienda (la puerta ya había sido abierta) y esperaba que al menos uno de los terroristas saliera desnudo, como se les había ordenado.

No más dinamita

De lo que la policía está prácticamente segura es de que del piso de Leganés no salió ni un solo gramo de dinamita, lo que alejaría el riesgo de nuevos atentados, al menos a corto plazo. Los planes de los terroristas se ignoran, pero sí se sabe que su intención, tanto el 11-M como en lo que preparasen posteriormente, era "matar al mayor número de gente posible, no atentar contra edificios u otro tipo de instalaciones". No obstante, estiman que pretendían intentar algún crimen el jueves o viernes santos.

Los investigadores creen que quien tomó la decisión del suicidio colectivo fue o Sarhane Ben Abdelmajid Fakhet, el Tunecino, o Jamal Ahmidan, el Chino, pero que todos aprobaron hacerlo. Se inclinan por el primero, al ser el cerebro del comando en España y el ideólogo más radical del grupo. Las pesquisas llevadas a cabo hasta ahora apuntan a que el Tunecino había aglutinado a los elementos más extremistas de diferentes células durmientes o de apoyo logístico vinculadas a Al Qaeda en España.

La mayoría de los identificados habían tenido contactos con otro grupos radicales, como el que lideraba Abu Dahdah, encarcelado en España por el 11-M, o el que mantenía estrechas relaciones con la guerrilla chechena, o el que reunía a antiguos combatientes marroquíes en la guerra de Afganistán contra la invasión soviética y la posterior de Estados Unidos. El Tunecino habría contactado con todos ellos y con el exterior, posiblemente a través de Amer el Azizi (quien ha estado en varias ocasiones en España) o de Said Berraj, y fue quien supuestamente recibió instrucciones para organizar el 11-M y la campaña posterior de terror.

Pero la preocupación de la policía no son ahora los suicidas, sino los que lograron eludir el cerco tendido en Leganés. Aunque aún faltan por identificar plenamente dos de los seis cadáveres hallados en el piso, las sospechas apuntan a que podría tratarse de los hermanos Mohamed y Rachid Oulad, pero no hay confirmación ni de que hayan fallecido ni de que huyesen. El último de los seis buscados internacionalmente sobre el que casi nada se sabe es Said Berraj. En realidad, los encargados de las pesquisas tienen la esperanza "de que no haya sobrevivido ninguno", ya que los reunidos en el piso eran "los más radicales entre los radicales".

De confirmarse que los dos fallecidos sin identificar son los hermanos Oulad, sólo Berraj habría escapado con vida, como también lo habría hecho otra persona, su supuesto colaborador del grupo, que habría alertado a sus compañeros escondidos en el piso de la proximidad de las fuerzas policiales. La búsqueda se centraría en ellos, además de en el lugar en el que pudieron esconderse. También se trata de averiguar el paradero del ya citado Azizi, del universitario bosnio Sanel Sjekirika y de Rabel Osman El Sayed. Lo fundamental es conocer sus contactos en España y en el extranjero, especialmente en el Reino Unido. Las nuevas órdenes de detención (entre una y cinco) que la fiscalía de la Audiencia Nacional ha pedido al juez Juan del Olmo aclararán parte de estos extremos.

También se trata de averiguar desde dónde fue enviado al diario Abc el fax con nuevas amenazas de Al Qaeda, supuestamente redactado en el extranjero y al que se le da crédito. Los agentes están analizando un ordenador hallado en el piso de Leganés por si hubiera partido de ese aparato, aunque creen que no fue así. El documento habría sido rebotado (o enviado por ordenador, y reenviado desde otro computador espejo) desde otras terminales.

Un policía municipal de Madrid, ayer, en el aeropuerto de Barajas.
Un policía municipal de Madrid, ayer, en el aeropuerto de Barajas.GORKA LEJARCEGI

Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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