Raffarin da marcha atrás en varias reformas de sus anteriores Gobiernos
El primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, presentó ayer, ante la Asamblea Nacional, la política general de su nuevo Gobierno. Su plan de acción obtuvo los votos favorables de la conservadora Unión para la Mayoría Presidencial (UMP) y de la centrista Unión de los Demócratas Franceses (UDF), y los votos negativos de socialistas, verdes y comunistas.
El ejercicio fue difícil y, a ratos, patético para Raffarin, que dijo "mantener el objetivo de la reforma" y, al mismo tiempo, tuvo que dar marcha atrás a decisiones adoptadas por los dos anteriores gobiernos dirigidos por él. Ése es el caso de la reforma de la Seguridad Social, que ya no se hará por decreto-ley, sino "tras debate parlamentario", o cuando anunció "mejoras para el régimen del subsidio específico de solidaridad", que el anterior Ejecutivo había suprimido.
Después de la aparición televisiva de Jacques Chirac, la semana pasada en un formato de entrevista, Raffarin sabía que estaba obligado a contradecir la acción desarrollada estos dos años. Otros dos sectores enfrentados al Ejecutivo -la investigación y los artistas- también fueron objeto de promesas -"un nuevo diálogo"; "una salida rápida para el problema de los puestos de trabajo", etcétera-, que fueron más precisas al referirse al salario mínimo -crecerá un 3,7% el próximo mes de julio- o al capítulo de privatizaciones: "Vamos a acelerarlas y a impulsar las evoluciones jurídicas necesarias para llevar al sector competitivo EDF-GDF" (Electricidad y gas públicos). El primer ministro anunció también la reanudación de construcción de centrales nucleares, concretamente de "reactores de agua presurizada para garantizar el futuro del sector nuclear".
Raffarin dijo también que "el retorno del crecimiento nos permitirá controlar nuestro déficit excesivo para situarlo por debajo del 3% del PIB", previsión que era desmentida, el mismo día, por los servicios financieros del Ministerio de Economía y Finanzas, que trabajan con una previsión de déficit del 4,1% para el final del presente ejercicio y de un 4% para 2005. Y la deuda pública alcanzará el 67% del PIB ese mismo año.
El socialista François Hollande pidió "una auditoría global de nuestras finanzas públicas" para manifestar su desconfianza, mientras que el ecologista Noël Mamère trató a Raffarin de "primer ministro virtual con contrato de duración determinada hasta las elecciones europeas".
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