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Reportaje:

Los herederos de Bartali

El mítico ciclista estuvo en 1969 en el despegue definitivo de la Vuelta al País Vasco que hoy inicia la 44ª edición

Mikel Ormazabal

Gino Bartali (1914-2000), al que apodaban El hombre de hierro, ha protagonizado una de las páginas más emocionantes de la sinuosa historia de la Vuelta Ciclista al País Vasco, una de las pruebas más prestigiadas del panorama internacional. El mítico corredor italiano regresó a Euskadi en 1969 invitado por la organización de la carrera para hacer los honores de cortar la cinta inaugural en Eibar. Fue muy conmovedor este momento porque Bartali, ya de paisano, fue el ganador de la edición anterior, celebrada en 1935.

La Vuelta al País Vasco cumple este año su 44º edición. Las primeras se celebraron entre 1924 y 1930. Hubo después un parón de cuatro años hasta 1935, el año de Bartali. La Guerra Civil y la posterior contienda mundial, además de otros avatares, abrieron un largo vacío de más de tres décadas sin que los mejores ciclistas del pelotón internacional compitieran en las carreteras vascas.

Sólo Linares, Kelly, Rominger y Jalabert llevaron el 'amarillo' de principio a fin

La presencia de Bartali en Eibar simbolizó la unión de las etapas antigua y moderna de la Vuelta al País Vasco. Desde 1969, la carrera se ha celebrado hasta hoy sin ninguna interrupción. Su reputación ha ido en aumento hasta lograr la máxima catalogación de la Unión Ciclista Internacional (UCI). La carrera parte hoy desde Bergara con 21 escuadras -todas las importantes- en liza que deberán afrontar 766,5 kilómetros divididos en cinco etapas con finales en Bergara, Zalla, Vitoria, Lekunberri y Lazkao (dos sectores).

En la línea de salida se colocarán corredores como Mayo (vencedor de la pasada edición), Hamilton, Vinokourov, Di Luca, los hermanos Osa, Astarloa (vigente campeón del mundo), Heras, Casagrande o Beloki (inscrito a última hora), entre otros de una lista provisional de 168 participantes.

Todos intentarán inscribir su nombre en un palmarés brillante, en el que sobresale la figura de José Antonio González-Linares, hoy alcalde de San Felices de Buelna (Cantabria), ganador de la Vuelta en cuatro ocasiones (1972, 1975, 1977 y 1978), una más que el irlandés Sean Kelly (1984, 1986 y 1987) y el suizo Toni Rominger (del 92 al 94).

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González-Linares, que entonces vestía el maillot del potente equipo Kas de los López Carril, Fuente y Perurena, evoca "recuerdos inolvidables" de su "carrera preferida": La victoria en solitario en el alto de Sollube tras abandonar la compañía de Pesarrodona y Manzaneque; otra en la que pudo mantener el amarillo en un final en Pamplona tras ascender a Urbasa con "un día de perros" y "todos los equipos atacando sin cuartel", ese día en que "Puente tuvo que bajarse en el Perdón para pedir un bocadillo en un bar porque agarró una pájara descomunal"... Linares compitió con Luis Ocaña, ganador del Tour, Manzaneque o Lasa, entre otros.

De aquellos años, el periodista jubilado Iñaki Sagastume, que ha seguido todas las ediciones de la era moderna y posee uno de los mejores archivos sobre esta prueba, destaca precisamente "la valentía de los organizadores para recuperar la ronda vasca". "En 1969 -recuerda- salieron 36 corredores. La primera etapa la ganó el inglés Wright, del equipo Bic; la general se la llevó Anquetil y la montaña, Poulidor".

En sus fichas figura que sólo Linares (en dos ocasiones), Kelly, Rominger y Jalabert mantuvieron el jersey de líder de principio a fin, que Roche le arrebató la Vuelta a Etxabe por unas décimas en Zumaia o que Ocaña le birló el triunfo final en 1971 a Poulidor en una interesante contrarreloj que terminó en el Velódromo donostiarra.

José Luis Arrieta, director técnico de la carrera, el encargado de colocar las tachuelas en los itinerarios, tiene grabadas especialmente dos de las victorias conseguidas por Kelly: una en la que dejó atrás por unos pocos segundos a Early en la subida a Aránzazu y la otra, más espectacular aún, cuando el irlandés consiguió recuperar en la crono final de Andoain los más de tres minutos de ventaja que acumuló en la primera etapa un desconocido Rosi, que terminó dando tumbos al ser

sobrepasado por Kelly.

Otra gran hazaña la protagonizó Peio Ruiz Cabestany en 1985, cuando se escapó subiendo Descarga y entró a tumba abierta como vencedor en Beasain, aventajando al final en 29 segundos al americano Greg Lemond.

De los últimos años, González-Linares se queda, "sin ningún género de dudas", con la "exhibición" de Mayo en la pasada edición. "Así se gana, dando batalla todos los días y en todos los terrenos. Eso es espectáculo puro", sentencia.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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