De la Ley de Extranjería
Vivo en Tirso de Molina desde hace seis meses. Siempre he querido vivir allí, por la mezcla de razas y de gentes que allí se reúnen. El alquiler es impagable, pero al menos una tiene la sensación de vivir en un mundo donde hay lugar para todos. Por supuesto es sólo una sensación, porque desde hace dos o tres días las sirenas de la policía no han dejado de sonar. Están arrestando a todos los sin papeles de origen magrebí. Los magrebíes que se han salvado de la quema, no salen de sus casas. Tienen miedo.
Ayer arrestaron a mi novio, Abdel. Apenas ha cumplido los 18, y para que se hagan una idea de lo que ha sido su vida, les contaré que con sólo siete años su profesora le propinó tal paliza que no volvió al colegio, que se escapó de su casa a los ocho, que a los 14 comenzó a tomar disolvente. A los 16 se montó en una patera y estuvo trabajando en los océanos de plástico de Almería.
Abdel vive conmigo desde hace ocho meses y desde entonces busca trabajo de lo que sea, pero sólo ha encontrado empleo como repartidor de publicidad. Le pagan un euro por caja de panfletos repartida, lo que quiere decir que en una jornada de buzoneo de ocho horas consigue ocho euros. No sabe si tiene algún derecho, o qué pasos hay que seguir para conseguir un permiso de residencia. No lo sabe porque nadie se lo ha explicado, y aunque lo supiera no podría rellenar los papeles, porque no sabe ni leer ni escribir en español (y lo hace a duras penas en árabe). La policía le ha arrestado durante los dos últimos años en un sinfín de ocasiones. Le han pegado, le han insultado y le han tratado como a un criminal sin serlo.
Me pregunto con qué derecho o con qué razón un señor o señora policía para a un chaval que camina tranquilamente por la calle, sin hacer daño a nadie. ¿Será por sus rizos? Han pasado 16 horas (calculo aproximadamente) desde que arrestaron a Abdel. Me pregunto si comeré hoy con él o si tendré que irme a Tánger esta noche. Cuando me llamaron para decirme que le habían arrestado (supongo que tengo que estar agradecida a la policía por haberme llamado) me dijeron: Abdel no ha hecho nada malo, ha sido por la Ley de Extranjería. Esto me lleva a preguntarme qué clase de ley, que sea digna de su nombre, permite que se arreste a la gente por tener rizos e ir caminando por la calle. Siento tener que recordarlo, pero varios marroquíes (entre otros muchos inmigrantes) murieron o se hirieron en el 11-M. Queda preguntarse si la única manera de conseguir papeles en este país sea una vez muerto.
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