El asalto a una comisaría de Pakistán deja 5 policías muertos
Al menos 10 hombres armados asaltaron ayer una comisaría de policía en la sureña ciudad paquistaní de Karachi y acribillaron a balazos a seis agentes, cinco de los cuales resultaron muertos en el lugar y otro gravemente herido. Los atacantes pidieron a los policías, antes de dispararles, que recitaran versículos islámicos.
Tras el asalto, los terroristas, aprovechando la oscuridad de la caída de la tarde, huyeron en coche del lugar, situado a unos cinco kilómetros del aeropuerto internacional de Karachi, la primera ciudad de Pakistán, con más de 14 millones de habitantes, y escenario de frecuentes estallidos de violencia religiosa entre la mayoría suní y la minoría chií.
El ataque de ayer, uno de los más graves contra la policía vividos en Pakistán en los últimos años, sucede en un momento de especial tensión tras el cerco impuesto por miles de soldados a un grupo de unos 400 o 500 supuestos militantes de Al Qaeda, refugiados en la zona tribal fronteriza entre Afganistán y Pakistán.
El agente herido, Hasan Jatoi, contó que los asaltantes, todos ellos sin la tradicional barba de los integristas, pidieron a los policías que recitaran el kalma, versos islámicos que se rezan antes de la muerte. Después les dispararon a sangre fría y a corta distancia a la cabeza, mientras gritaban que no dejarían a uno vivo.
"Esto es un acto de terrorismo. La policía lleva a cabo diversas operaciones contra los terroristas y esto puede ser la reacción a esas operaciones", declaró el jefe de la policía de Karachi, Tariq Jameel, que no se pronunció sobre el posible grupo que se encuentra tras el ataque, que no ha sido reivindicado.
Desde que el presidente Pervez Musharraf decidió apoyar a Estados Unidos en su "guerra contra el terror", después de los atentados del 11-S, Pakistán ha reforzado la lucha contra los militantes islámicos más radicales y contra diversos grupúsculos islamistas armados.
Activistas suníes, detenidos
Según un oficial de policía, la detención de varios activistas de Lashkar e Jangvi, un grupo radical suní, a los que se confiscó una gran cantidad de explosivos, podría haber desencadenado ayer la respuesta de los integristas. El oficial señala que ese grupo mantiene contactos con la milicia talibán afgana, en la que se han refugiado elementos del antiguo régimen.
Mientras, las autoridades paquistaníes decidieron reunir hoy en Islamabad a un centenar de jefes tribales para convencerles de que dejen de apoyar a los elementos de Al Qaeda que se olcultan en la zona fronteriza.
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