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Columna
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Vía crucis

No le falta razón a Perlita de Huelva cuando implora como una macarena a los camioneros y automovilistas en general: "Precaución, amigo conductor, la senda es peligrosa, y te espera tu madre o esposa". Viajar estos días es desvarío de penitentes, nazarenos y sufridores, gran parte de los cuales salen de casa contentos, pero de mala leche, y vuelven hechos polvo, pero de mal café. Las autovías son un vía crucis; las carreteras, la calle de la Amargura; las vacaciones, un calvario.

Tras interminables procesiones de vehículos y caravanas de irritante caminar, al fin llega el viajero a su destino, extenuado, maldiciendo la hora en que alquiló un apartamento en la playa, y barruntando la que le espera a la vuelta.Por si todo ello fuera poco, en los bares y resataurantes le obsequian con los clavos de Cristo: le clavan una saeta y le escandalizan con una dolorosa de infarto. Y llega el buen ladrón y le deja hecho un ecce homo; y llega el mal ladrón, y ni te cuento. Esto es lo que se llama semana de pasión, esto es padecer, esto es andar con la cruz a cuestas y la corona de espinas. Por no hablar de ese Barrabás que conduce como un energúmeno, te adelanta de mala forma y te manda al huerto de los Olivos. Esto es absurdo. Que pase de ti este cáliz.

Madrid, por el contrario, se transforma en lo que pudo haber sido y no fue. Parece como que los escribas y fariseos se hubieran evaporado. Pilatos no se lava las manos. Anás y Caifás juegan al tute sosegadamente en el Retiro. La Verónica se pasea por la Gran Vía. Aunque, eso sí, siempre estarán clavadas tres cruces en el monte del olvido, porque esas cosas son así por los siglos de los siglos. Y también hay aquí procesiones. Ayer mismo iba Ruiz-Gallardón con la cruz a cuestas por la calle de la Montera cuando, de repente, le salió al encuentro la Verónica disfrazada de Esperanza Aguirre. Iban con ella Teófila, Luisa Fernanda, Ana, Pilar y otras piadosas mujeres. Todas gemían. Y Gallardón les dijo: "No lloréis por mí, que al fin y al cabo soy alcalde de la capital de España. En las actuales circunstancias, más vale ser cabeza de ratón que cola de león. Y que cada palo aguante su vela".

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