_
_
_
_
_
Reportaje:

Las excentricidades del Reverendo Billy

El actor se lanzó contra un bar de matriz estadounidense antes de cerrar The Influencers

La conferencia performance del Reverendo Billy, el actor y autor teatral Bill Talen, sirvió ayer a las diez de la noche como clausura del festival de arte y activismo The Influencers, que desde el jueves se ha desarrollado en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). Sin embargo, ya durante las presentación, los organizadores emplazaron al público a participar en una acción sorpresa hoy por la tarde. A la cita, convocada en el patio del CCCB, acudieron una cincuentena de personas, entre las cuales se encontraban varios de los artistas y colectivos que conforman la escena del activismo creativo barcelonés. El objetivo: la cafetería Starbucks de la calle de Pelai, una de las cinco que la multinacional de origen estadounidense ha abierto en Barcelona. El Reverendo Billy, ataviado con traje blanco y camisa negra con alzacuello, cubrió el breve recorrido que separa el CCCB del Starbucks lanzando mensajes contra el consumismo y de las multinacionales a través de un viejo megáfono; mientras, su extraño séquito le jaleaba con gritos de "¡aleluya!" y "¡lameluya!", un término que presagiaba la segunda parte de la performance. Esta consistía en lamer literalmente el Starbucks: tras saltar la barra, el reverendo empezó a lamer todo lo que se le ponía por delante, desde la vitrina de los bocadillos hasta la plancha (por fortuna apagada). Mientras tanto, sus seguidores hacían lo propio con las grandes cristaleras a pie de calle, ajenos a las miradas asombradas (y en ocasiones asqueadas) de los clientes de la cafetería. Fue cosa de cinco minutos y luego el reverendo saltó otra vez la barra y abandonó el local, dando la performance por concluida y dejando a los vigilantes más perplejos que enojados. Por ello nadie se esperaba que, mientras el grupo volvía al CCCB, fuera bloqueado por dos patrullas de la policía que, tras comprobar la documentación del artista y escuchar las explicaciones de los organizadores, dejó que la comitiva continuara su camino. "Estoy acostumbrado a ser detenido por mis performances, a veces me retienen algunas horas o una noche. En este caso la policía ha sido muy cortés", afirmó el artista, que fundó la Iglesia del Parar las Compras (Church of Stop Shopping) hace siete años en Nueva York, en la primera época del alcalde republicano Rudolph Giuliani. Sus primeras acciones tuvieron lugar delante de la tienda Disney de Times Square, donde se podía mezclar con los numerosos predicadores callejeros que vaticinan el fin del mundo. Posteriormente amplió su radio de intervención realizando acciones y sermones en todas "las cadenas de tiendas y franquicias del ocio transnacional que representan el aspecto más evidente del consumismo y del capitalismo avanzado". En la mayoría de los casos trabaja solo, aunque concibe sus performances con la colaboración de su compañera Savitri Durkee, que actúa como una verdadera directora de escena. Desde hace cuatro semanas, cada martes el reverendo realiza una acción en el corazón de la zona cero, acompañado por un centenar de miembros de la Iglesia del Parar las Compras. La performance denominada Mobile phone opera consiste en hablar en voz alta por el móvil recitando la primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos, la que se refiere a la libertad de religión, expresión, prensa y protesta. "Conseguimos crear situaciones de verdadera tensión, pero nadie se atreve a pararnos. No se puede detener a alguien por recitar el primer artículo de la Constitución", afirmó el artista, que tiene previsto continuar con este montaje hasta la convención del partido republicano que se celebrará en Nueva York en agosto.

Tras saltar la barra del Starbucks, el 'reverendo' empezó a lamerlo todo: cristaleras, vitrinas...

The Influencers ha conseguido llenar el vestíbulo del CCCB en diferentes ocasiones estos días. Además del reverendo, la presentación más concurrida fue la del Institute for Applied Autonomy, un colectivo de artistas que investigan aplicaciones robóticas alternativas. Entre éstas destaca el Graffiti Writer, un robot accionado por control remoto capaz de escribir frases en el suelo durante las manifestaciones callejeras.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_