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Reportaje:AIRE LIBRE

Insólitos parajes de magma en el cabo de Gata

Paseos a pie y en bicicleta por el parque natural al sureste de Almería

Nacidos hace 10 millones de años de las ardientes convulsiones volcánicas del sureste de Almería, la sierra y el cabo de Gata nada tienen que ver con el resto del continente. Unos parajes de marcada personalidad, considerados como uno de los máximos exponentes europeos de macizos montañosos de origen magmático. Con un palmarés de reconocimientos nacionales e internacionales entre los que están sus declaraciones como parque natural, reserva marina, zona de especial protección para las aves (ZEPA), humedal de importancia internacional (convenio de Ramsar) y reserva de la biosfera (Unesco). Todo un merecimiento para un espacio natural que, a pesar de su estampa semidesértica, alberga una variada gama de ecosistemas en los que habitan un buen número de especies de fauna y flora adaptadas a unas condiciones ecológicas especiales.

La entrecortada línea costera del parque aparece repleta de recatadas calas, donde los acantilados marinos se dejan caer sobre las aguas en forma de viseras engarzadas de pedrería volcánica. Un paisaje de olas pétreas con los bordes derretidos y abandonados al peso de la gravedad, expuestas a los continuos lengüetazos de la marea.

Paisaje calcinado

Las calas de la Media Luna, Tizón y Mónsul destacan por su espectacular belleza, arropadas por escarpaduras reblandecidas por el ardor de la tierra y la sal del mar. Todo este paisaje calcinado brota cuando los encarnados montes de la sierra de Gata descuelgan sus hechuras sobre el litoral en vertiginosas pendientes de hasta un centenar de metros. Poderosos brazos de tierra que se atreven a penetrar en los dominios salinos, entre los que el más osado es el propio cabo de Gata; pero junto a él también están Punta Negra, Morrón de los Genoveses, Loma Pelada, Polacra, Javana, Media Naranja y Punta de los Muertos.

Una interminable sucesión de vericuetos rocosos asomados a la fachada mediterránea entre los faros del cabo de Gata y de Roldán, todo lo contrario de lo que ocurre al otro lado del cerro de la Vela Blanca, donde una inmensa playa de unos 15 kilómetros de largo se pierde en su rectitud hasta llegar a los límites del parque, muy cerca de la ermita de Torre García. Y junto al extenso arenal surge una lámina de aguas salobres que proporciona el contrapunto a estos áridos ambientes. Las llamadas salinas del cabo de Gata constituyen un humedal de gran importancia peninsular, por servir de descansadero en la ruta migratoria de muchas especies aladas.

El parque incluye una franja marina de una milla de anchura a lo largo de todo su litoral, con fondos magníficamente conservados entre los que destacan las grandes praderas de alga posidonia. La perfecta transparencia de las aguas crea el escenario ideal para la práctica de la fotografía submarina.

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A pie o en bicicleta

En tierra firme existen grandes posibilidades para realizar interesantes itinerarios tanto a pie como en bicicleta. La ruta desde la ermita de Torre García al cabo de Gata puede ser una de las más coloristas, con una obligada parada en la reserva de las salinas. Desde su observatorio de aves se pueden avistar colonias de huéspedes temporales como los flamencos, y otros residentes como avocetas, cigüeñuelas, cormoranes y chorlitejos.

Otra posibilidad es el recorrido de la costa oriental, partiendo de La Isleta con dirección a la cortijada de las Presillas Bajas, para dar cuenta de la caldera volcánica que se halla muy cerca de este enclave. Luego se puede seguir camino hacia Rodalquilar y al castillo de San Román, a través de El Playazo, un emplazamiento natural extraordinario. A partir de aquí, el sendero recorre la costa con dirección a Las Negras, para seguidamente continuar su trayecto hasta encontrarse con la localidad de Agua Amarga, tras salvar un rosario de playas desiertas y acantilados de gran belleza.

Calas y puntas

Los alrededores de San José ofrecen también excursiones muy atractivas: hacia el norte existe un camino que recorre todas las calas y puntas desde Cala Higuera hasta el fondeadero de Los Escullos, con rincones sublimes como la cala de las Hermanicas o la punta del Esparto.

La última ruta propuesta sería la que parte del mismo sitio pero toma rumbo sur hacia el cerro de la Vela Blanca, donde, además de las playas de los Genoveses, Barronal y Media Luna, se puede admirar la gran duna de Mónsul y la ensenada que se abre a sus pies.

La playa de Mónsul, en el cabo de Gata (Almería), tiene una gran roca en el centro y una duna móvil.
La playa de Mónsul, en el cabo de Gata (Almería), tiene una gran roca en el centro y una duna móvil.CRISTÓBAL MANUEL

GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar

- Desde Almería capital, se toma la autovía del Mediterráneo con dirección a Murcia para desviarse hacia El Cabo de Gata en la salida 467. Antes de llegar a San Miguel de Cabo de Gata se encuentra el cortijo de Las Amoladeras, donde está el control de la Estación Ornitológica y el Centro de Interpretación e Información de Visitantes.

Dormir

- Charo's Houses (949 28 41 38). La Cañada Morena y La Joya. Agua Amarga, Níjar. Dos pequeños cortijos con capacidad para cuatro personas. Una semana: entre 505 y 940 euros.

- Cortijo de Campo Feliz (950 52 54 19). Caserío de la Boca de los Frailes. Níjar. Casa de campo de estilo árabe en la sierra de Gata. La habitación doble cuesta de 39 a 45 euros.

- Cortijo del Aire (950 52 52 12). Valle de los Escullos. Níjar. Casa de campo tradicional rodeada de zona verde. La habitación doble, 45 euros.

Comer

- Bocachito (950 38 01 11). La Testa, s/n. San José. Níjar. Todo tipo de bocadillos para llevar, con precios entre 3 y 4 euros.

- La Chumbera (950 16 83 21). Los Ventorrillos, s/n. Agua Amarga. Níjar. Cocina regional creativa. Precio medio por persona, 24 euros.

Información

- Centro de Interpretación e Información de Visitantes Cortijo de las Amoladeras (950 16 04 35). Carretera de Retamar. El Cabo de Gata.

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