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NIÑOS A BORDO

Carlos Marcos

CONVIENE ROMPER ciertos tópicos. El más urgente es aquel que excluye a los críos de un viaje en crucero, por aquello de que es una opción de pareja. Nada más subir la escalera que da acceso al inmenso barco, una persona del equipo de animación entrega una invitación a los pequeños para visitar la zona infantil. Inmejorable arranque. Las minúsculas, coquetas y balanceantes características del camarote son un nuevo motivo de alegría para avivar las ansias de aventura de los enanos. Ahora, conviene adoptar ciertas pautas. Cojamos un crucero clásico de una semana por el Mediterráneo al módico precio de 1.500 euros (dos adultos, el niño viaja gratis): Marsella, Florencia, Roma, Palermo, Túnez e Ibiza. Y seamos sensatos al estudiar el programa de festejos: para un niño de hasta 10 años resultaría extremadamente agotador visitar seis ciudades en otros tantos días, con algunos madrugones a las seis de la mañana. Un consejo: tres visitas, o a lo sumo cuatro, a tierra, y la familia lo agradecerá. Sí, es doloroso elegir entre Florencia o Roma (la parada

en Túnez es obligatoria, y la tarde-noche en Ibiza resulta de lo más atractiva), pero es preferible a tener derrengada a la familia. La decisión no será tan traumática cuando se compruebe lo caro que resulta cada excursión. Hay que recordar que lo único que no está incluido en los 1.500 euros son las visitas en tierra y las bebidas.

El objetivo es guardar fuerzas para las tentaciones de a bordo, con las actividades del equipo de animadores, el jacuzzi, la piscina, la anarquía de los horarios (eso

de zamparse un perrito caliente a las once de la mañana y al borde de la piscina tiene su punto), la cancha de baloncesto, la excitación de navegar... No hay que despreciar una pequeña siesta en las hamacas de cubierta para llegar a la noche con un poco de fuerzas. Por una vez, los niños pueden vivir la noche, la discoteca, el bufé nocturno... Y es momento para que los mayores dejen el sentido del ridículo en tierra. Hacer el indio en alta mar con los juegos de a bordo no puede sino acercarnos mucho más a nuestros hijos. Palabra.

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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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