Farruquito confiesa entre lágrimas que está totalmente arrepentido
El bailaor habla del accidente en el que atropelló a un hombre
Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito, rompió ayer el silencio que mantenía desde que el pasado 27 de marzo la policía lo detuvo en Sevilla como presunto autor del atropello que le causó la muerte a un hombre. Al bailaor, de 21 años, se le saltaron las lágrimas ante decenas de periodistas ayer en Sevilla cuando reconoció: "Si mi madre no hubiera estado, me habría entregado antes". "Tengo un miedo muy grande a que la gente me juzgue mal", dijo Farruquito, quien se ha confesado culpable ante la juez.
"Estoy dispuesto a asumir lo que sea. Es hoy y todavía no sé lo que pasó ese día. Fue todo como un mal sueño", dijo ayer el bailaor, quien compareció ante los periodistas visiblemente compungido y flanqueado por su abogado, Benito Saldaña, y su representante artística, Eva Rico. Farruquito no cesó de pedir perdón a la familia del fallecido. "Quiero que esa familia comprenda que estoy totalmente arrepentido y que entiendo que me vean como a un diablo", afirmó.
El bailaor ha salido en libertad bajo fianza de 40.000 euros después de que reconociera que el pasado 30 de septiembre había atropellado a Benjamín Olalla, de 35 años. Farruquito está acusado de homicidio imprudente, omisión del deber de socorro y denuncia falsa. "Me pongo en el lugar de la viuda y entiendo que pida la pena máxima", dijo ayer el artista, quien añadió que no teme ir a la cárcel. "Tengo un miedo mucho más grande que ése y es el que la gente me juzgue mal".
"Lo vi cruzar, pero no pude reaccionar, ni pude esquivarlo", reconoció el bailaor. El Cuerpo Nacional de Policía detuvo primero a su hermano Farruco, de 15 años, cinco meses después del accidente. Farruco se autoincul-pó de los hechos, pero la policía descubrió por escuchas telefónicas que el que conducía el vehículo era Farruquito. "Pasé muchas noches sin dormir y días sin comer. No hay explicación para cómo yo he pasado estos seis meses", añadió el bailaor.
El artista, que conducía un BMW blanco nuevo sin tener carné de conducir y sin seguro obligatorio, dijo que no recordaba a qué velocidad circulaba y que en otras ocasiones había conducido sin carné, "como todo el mundo". "El pánico y el miedo se apoderaron de mí. No era dueño de mi cuerpo, sólo pensaba en correr y en quitarme de allí", recordó el bailaor, quien ha continuado con sus compromisos artísticos.
"No tengo ni idea de cómo va a afectar todo esto a mi proyección internacional", dijo, y aseguró que habría confesado mucho antes de no ser por su madre. "De momento, seguiré trabajando porque tengo mucha gente a mi cargo, no sólo moralmente sino también económicamente".
Babelia
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