Cambia la calle de la cazalla con pasas
Barcelona reformará el Arc del Teatre, donde el aguardiente quemaba las tripas
La calle de los antiguos baños que daban a dos sitios, la del viejo puesto de cazalla con pasas, la del clásico bar Kentucky, se arregla y se ensancha para mejorar su sucia cara. Angosta al principio de La Rambla y más abierta luego, nunca fue un lugar de mucho tránsito. Sí fue, en cambio, una vía alternativa para andar tranquilo a enlazar La Rambla con el Paralelo barcelonés. La calle arrastra hoy una dejadez de años. Tiene olor a meados, es lúgubre y una parte de sus paredes están desconchadas. Ahora el Ayuntamiento va a construir pisos, a alumbrar, adecentar y repavimentar la zona.
El proyecto que tiene entre manos la sociedad municipal Foment de Ciutat Vella es bonito, y también devastador de pasados no tan remotos. Desaparecen varias casas y "se van a construir 83 pisos en la zona", indica la sociedad municipal. "Y se ensanchará la calle unos dos metros entre las calles de Lancaster y Guardia", añade la entidad.
La calle arranca desde el lateral del lado mar del teatro Principal, construido en 1847 en plena Rambla. Aunque el edificio fue renovado en 1991 aprovechando las ayudas municipales de la campaña Barcelona posa't guapa, la entrada desde La Rambla es sin duda la parte más deteriorada de la vía. El Ayuntamiento dice que aún no sabe qué hará con el antiguo puesto de cazalla con pasas -Cazalla de la Sierra, rezaba el viejo rótulo-, un vestigio de otras épocas, cuando aquél aguardiente quemaba las entrañas. El puesto ahora da pena: está abandonado, con las paredes ennegrecidas, el óxido instalado por doquier y con grafitos sin mensaje.
Lo que, en cambio, está muy bien arreglado es el pasaje de la antigua casa de baños que comunica el Arc del Teatre con la calle de Santa Mònica. En este pasaje había baños públicos que datan de 1814, como acredita un cartel colocado a la entrada. Aquí los vecinos se han esmerado y han hecho un pasaje bonito y limpio, donde crecen las plantas. Desde el pasaje de los antiguos baños se puede llegar hasta la puerta del bar Pastís, en Santa Mònica.
Una de las novedades del proyecto es crear una pequeña plaza en la calle, justo detrás del teatro Principal. El edificio del teatro forma en su parte trasera una especie de semicírculo. Ahora se pretende que la casa que se construirá enfrente a la altura de la calle de Lancaster acabe redondeando ese semicírculo para dar forma a una pequeña plaza.
En las fotografías antiguas se puede ver que el arco invitaba a entrar en la calle arrancando desde el lateral del teatro. Quizá por eso el novelista Carlos Ruiz Zafón ha situado en el pasaje el peculiar cementerio de los libros olvidados de su novela La sombra del viento. El protagonista queda deslumbrado cuando su padre le lleva allí una noche de la Barcelona gris de los años cuarenta. Aunque el escritor ha escrito: "Al llegar a la calle Arco del Teatro nos aventuramos camino del Raval bajo la arcada que prometía una bóveda de bruma azul", allí ahora no hay nada azul; más bien negrura y abandono.
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