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La ONU convoca una consulta el 24 de abril para reunificar Chipre

Juan Carlos Sanz

Dentro de un mes la Unión Europea celebrará el éxito de la adhesión de un Chipre reunificado o se resignará a incorporar una isla partida por alambradas, patrullada por tropas de la ONU y ocupada en parte por el Ejército turco. La solución al dilema saldrá en cualquier caso de las urnas, aunque los líderes grecochipriotas y turcochipriotas apuraban anoche en Suiza el plazo fijado para las negociaciones. El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, se disponía a convocar a ambas comunidades para que ratifiquen en referéndum, previsiblemente el próximo día 20, un plan de arreglo que ponga fin a 30 años de división de la isla mediante la creación de un Estado federal con amplia autonomía para ambas comunidades. Si los votantes de los dos sectores no aprueban por separado su propuesta, el 1 de mayo sólo ingresará en la UE la parte grecochipriotra de la isla, única reconocida por la comunidad internacional después del desembarco en 1974 de tropas de Turquía en el norte de Chipre.

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La ampliación servirá para que la nueva Europa de los 25 cuente con un estratégico portaaviones en el Mediterráneo oriental, fondeado con una pujante economía frente a Oriente Próximo. Pero también incorpora al acervo comunitario uno de los contenciosos territoriales más antiguos de la ONU. A pesar de las presiones internacionales, los grecochipriotas, encabezados por el presidente de Chipre, Tassos Papadopoulus, se resistían a aceptar el último borrador del llamado plan Annan, según informaciones recogidas por las agencias de noticias. El secretario de Estado de EE UU, Colin Powell, llamó por teléfono a las partes para que muestren "flexibilidad" en el diálogo.

Frente a la aparente satisfacción expresada por los representantes turcochipriotas -a quienes apoya en la negociación el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan-, Papadopoulus exige en Bürgenstock (Suiza) que se garantice la libertad de movimientos y de adquisición de propiedades en el norte de la isla frente a las excepciones temporales a la legislación europea que contempla el plan de la ONU. Los grecochipriotas -que representan el 80% de los cerca de un millón de habitantes de la isla, y su renta per cápita de de más de 16.000 euros anuales triplica a la de los turcochipriotas- tampoco aceptan la presencia indefinida de tropas turcas en el norte y griegas en el sur. El sector norte de la isla acepta reducir en un 7% su tamaño, para pasar a ser el 29% del territorio, y el regreso de 120.000 grecochipriotas que fueron expulsados al sur.

Poco antes de que los chipriotas sean convocados a las urnas, la UE tiene previsto organizar una conferencia internacional en la isla el 15 de abril. Bruselas ya ha ofrecido una partida de unos 300 millones de euros para contribuir al desarrollo de la atrasada zona norte. Pero hará falta poner encima de la mesa un cheque con más ceros para desbrozar el camino hacia le reunificación tras 40 años de intolerancia y tres décadas de partición. La Administración turcochipriota evalúa en 3.000 millones de euros el coste del desplazamiento de su propia población a causa de la cesión de territorio a la parte grecochipriota. Decenas de miles de ciudadanos del sur podrían recuperar así las propiedades que les arrebató la intervención militar turca. "Nadie va a dejar la casa y la tierra que trabaja desde hace 30 años en tanto no tenga un alojamiento y un medio de vida alternativos", advertía un alto cargo del sector norte.

Apartado de las negociaciones en Suiza por su propia voluntad, el presidente turcochipriota, Rauf Denktas ha resucitado el fantasma de la violencia en Chipre si el plan Annan impone lo que califica de "heleni-zación forzosa". El veterano líder ya encabezó a partir de 1963 una campaña de resistencia armada contra los grecochipriotas partidarios de la Enosis (anexión a Grecia). Ante el palacio presidencial turcochipriota de Nicosia, decenas de sus partidarios coreaban el pasado fin de semana en turco, griego e inglés, las tres lenguas de la isla, su consigna negativa para el referéndum que dirá la última palabra en Chipre: "Hayir, ohi, no".

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Anan saluda al primer ministro griego, Costas Caramanlis, ayer en Bürgenstock.
Anan saluda al primer ministro griego, Costas Caramanlis, ayer en Bürgenstock.AP

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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