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Reportaje:

Sacerdotes 'ilegales' en Tierra Santa

Israel se niega a conceder visados de residencia a 130 religiosos católicos

El Gobierno israelí ha negado el visado de residencia a más de 130 frailes y monjas de la Iglesia católica, generando la incertidumbre y el miedo entre las comunidades religiosas en Tierra Santa y complicando aún más las relaciones entre Israel y el Vaticano. La tensión ha crecido en los últimos días, después de que la policía del departamento de Inmigración, en plena campaña de persecución contra los trabajadores extranjeros ilegales, detuviera en la calle a un franciscano y a dos monjas, acusados de no tener los papeles en regla.

"Ser franciscano en Tierra Santa no ha sido nunca fácil. En tiempo de los turcos los religiosos españoles tenían la entrada prohibida y debían venir con pasaporte veneciano", asegura con cierta ironía el padre Artemio Vitores, 56 años, oriundo de la provincia de Palencia, profesor de Teología Dogmática y superior del convento de San Salvador, en Jerusalén, donde se concentra un grupo de 90 religiosos.

La policía detuvo en plena calle a un franciscano y a dos monjas por no tener los papeles en regla

El monasterio del padre Artemio en la Ciudad Vieja de Jerusalén, punta de lanza de la comunidad de los franciscanos, la más importante y numerosa que la Iglesia católica posee en la zona, que suma en total 200 efectivos y supone entre un 60% y un 70% de los religiosos católicos de Tierra Santa, es uno de los más afectados por la situación. Una docena de sus frailes se encuentran en el interior del país sin papeles. Otros 11 se hallan en Italia esperando desde hace tiempo arreglar su documentación. El trasiego y el intercambio habitual de religiosos franciscanos entre los países árabes y Jerusalén se encuentra hoy absolutamente bloqueado.

"Las trabas afectan esencialmente a los religiosos originarios de cualquier Estado árabe. En primer lugar, a los de Irak, Siria, Líbano, y a continuación a los de Jordania y Egipto. Pero también a los de otros países, como sucedió recientemente con el padre Apolinar, originario de Polonia, que fue detenido en un autobús cuando se dirigía a la Universidad de Bar Ilan, cerca de Tel Aviv, y la policía le amenazó con la expulsión por no tener los papeles en regla", explica el padre Artemio, mientras declara sin ningún pudor que él mismo ha sido "ilegal" durante más de dos meses y hasta hace quince días, en que consiguió por fin renovar el permiso de residencia.

El estado de las cosas amenaza con hacerse insostenible, como lo atestiguan dos ejemplos. El primero, el Capítulo del Santo Custodio, que la comunidad franciscana celebra cada tres años y que habitualmente se venía realizando en Jerusalén, este año tendrá que llevarse a término en Jordania. Se tiene el firme convencimiento que al menos ocho de los religiosos convocados no conseguirán el visado para entrar en Israel, lo que conllevaría la nulidad de los acuerdos que puedan tomarse. Un segundo ejemplo: el otro día el padre Justo Ataraz, superior de la comunidad del Huerto de Getsemaní, con más de medio siglo de residencia en Tierra Santa, no pudo trasladarse a Belén porque su visado se encuentra caducado desde hace meses.

Hace dos años, cuando empezaron a detectarse los primeros problemas, se creyó que esto era una consecuencia directa de la llegada al Ministerio del Interior israelí de un ministro del partido ultraortodoxo judío Shas, que trataba de oponerse a la estancia en el país de los religiosos católicos. Pero el caos se está prolongando y complicando a pesar de que ahora al frente de la cartera del Interior se halla un dirigente del partido laico Shinui, lo que hace la explicación mucho más complicada.

David Saranga, portavoz del Ministerio del Interior, aseguraba ayer que no existen razones de índole religiosa. Se trata, dijo, de un conflicto administrativo, al que se estaba intentando dar solución. El Ministerio del Interior ha pedido a la policía que no detenga a los religiosos por el hecho de carecer de visado de residencia en el país. El jefe del Gobierno, Ariel Sharon, ha ordenado que se forme un comité interministerial para resolver el problema.

El franciscano Luis de San Luis, en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén.
El franciscano Luis de San Luis, en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén.ASSOCIATED PRESS

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