El secreto de durar
Luciano Berio (Oneglia, 1925-Roma, 2003) ha sido uno de los compositores más importantes de nuestro tiempo, de los que mejor han circulado por todas las aventuras que salían a su paso hasta llegar a una situación en la que todo lo que hiciera era recibido como el trabajo de un clásico. El concierto del sábado nos invitaba a recorrer veinticinco años de su creación y mostraba, por eso, la evolución de quien no rompía con nada, sino que lo integraba a un discurso múltiple que no cabe ya colocar en el aislamiento de lo contemporáneo por el hecho de serlo.
El ejemplo más claro puede ser Circles, de 1960, que recurre a la voz femenina, como se hacía entonces, con un canto hablado lleno de recursos fónicos, y que ahora se escucha como el clásico que es, sobre todo si se interpreta como lo hizo la soprano Maria Hussmann. Los Encores para piano superan lo que su título parece indicar en primera instancia -propinas para ofrecer, a petición del público, después de completar el programa de un recital- para convertirse en reflexiones no lejanas al último Brahms. La Sequenza II, para arpa, es también muy hija de su tiempo, pero que vale aún nos lo demostró Annie Lavoisier. Memory resultó como lo que es, un prodigio de sutileza, sorprendente en su capacidad de expresión. Linea se interpretó dos veces, con el buen criterio de que el deleite siguiera a la sorpresa, como así sucedió. No podía ser de otra manera con las versiones del Ictus Ensemble, uno de eso grupos que luchan a brazo partido por la música de nuestras días y que ayudan a que ésta sea, si lo merece como era el caso, música de siempre y para siempre.
Música de Hoy
Ictus Ensemble. Obras de Luciano Berio. Auditorio Nacional. Madrid, 27 de marzo.
Babelia
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