Monti se enfrenta a las corporaciones

¿Qué tienen en común General Electric, Coca-Cola y Microsoft? Las tres son grandes corporaciones, líderes en sus respectivos mercados. Todas son, además, estadounidenses. Y también se han estrellado contra la misma persona, el comisario europeo Mario Monti, encargado de velar por la competencia en la UE. La última ha sido Microsoft, que esta misma semana ha sido condenada por abusar de su posición dominante después de una larga investigación de cinco años.

"El que una compañía sea multinacional o nacional no nos importa lo más mínimo", se defiende Monti. "Lo que hacemos es defender los intereses del consumidor europeo". Monti explica, en el caso de Microsoft, que podría haber impuesto sanciones "de alcance global", pero no lo ha hecho "por respeto a las autoridades reguladores de EE UU y otros países".

El detalle no ha sido apreciado en Washington. Al menos cuarenta congresistas y senadore se han manifestado contra la decisión, mientras que el jefe de los republicanos en el Senado, Bill Fist, ha clamado contra "la ridícula exigencia de un Gobierno extranjero".

La sentencia del caso Microsoft no sólo encuentra críticas en el terreno político. La Comisión obliga a la empresa a pagar una multa de 497 millones de euros, sacar al mercado un nuevo Windows que no incluya su reproductor digital y ofrecer "toda" la información sobre sus servidores a sus rivales. Los analistas creen que Monti ha acertado en el diagnóstico -Microsoft ha abusado de su dominio-, pero ha errado en el tratamiento: la decisión de la Comisión es reactiva, para solucionar un daño ya hecho en un mercado concreto, y no proactiva, para favorecer la competencia en los negocios futuros. Si el próximo Windows integra un buscador o un antivirus este caso podría prolongarse durante mucho tiempo.