Solidaridad árabe tras los atentados del 11-M

El 11 de marzo estábamos de vacaciones en Egipto. Escribo para resaltar que a 3.000 kilómetros de casa encontramos y sentimos la solidaridad de la gente del país de manera conmovedora, mediante continuas muestras de apoyo por parte de todos los que nos rodeaban.

Tras seguir las primeras informaciones en cadenas de noticias árabes y por Internet, y cuando las conversaciones no fueron sólo de lamento, nos explicaban que conocían bien la oposición popular a la invasión de Irak ya que sabían de las grandes manifestaciones contra la guerra. Ellos se esforzaban en decirnos que lo sentían y reclamaban como árabes su desacuerdo con los atentados, y como mahometanos, los que se manifestaban creyentes, la base pacífica de su creencia religiosa.

Supongo que sus palabras, sus amables gestos en tan amargos momentos, ahora recordados con emoción, nunca se nos borrarán. Quizá por ello, ahora aún, nos cuesta más callar cuando con tanta ligereza se habla y escribe sobre "terrorismo islámico" al tiempo que se comenta el crecimiento de las actitudes xenófobas hacia los inmigrantes. Es lo que ellos temen, que veamos a todos los árabes, sin distinción, como potenciales enemigos. En realidad, entre ellos, en todos los países, es seguro que contamos con muchos amigos. Que los nuevos gobernantes y todos nosotros acertemos para no incrementar este desconocimiento. No nos convirtamos en "intransigentes cristianos". Yasser, Mohamed, y otros tantos amigos egipcios, gracias.