Decálogo compostelano

Las salas del Centro Galego de Arte Contemporáneo (CGAC) albergan hasta el próximo 30 de mayo la exposición Compostela, en la que diez artistas presentan trabajos inspirados en algún detalle arquitectónico, humano o sentimental que les haya cautivado durante su paso por Santiago. Aunque los elegidos tienen como nexo el uso de la fotografía y el vídeo y una cierta preocupación sobre lo cotidiano, el resultado final es una decena de propuestas muy distintas entre sí que descubren aspectos inéditos de la arquitectura y las gentes de la ciudad, incluso para aquellos que llevan muchos años viviendo en ella.

Compostela nos permite acercarnos a las últimas tendencias del arte contemporáneo aplicadas al paisaje urbano y humano de una ciudad cargada de historia y conocida mundialmente por una catedral que ha sido un faro de peregrinación en Europa durante siglos y por la belleza de su casco histórico. Pero, curiosamente, salvo el argentino Humberto Rivas ningún otro artista ha elegido como motivo principal de su proyecto a la arquitectura histórica de la ciudad. Incluso alguno de ellos, como es el caso del italiano Gabriele Basilico, sale con su cámara al extrarradio de Santiago para descubrir lugares menos hermosos pero tal vez en cierto sentido más humanos, donde residen muchos habitantes de la ciudad.

Precisamente estas personas son las protagonistas del trabajo realizado por el artista suizo Beat Streuli, que captura con su cámara de vídeo y sus fotografías a las personas que caminan por las calles de la ciudad y que aparentemente sólo realizan gestos banales, pero que si se les observa con atención pueden desvelarnos rasgos de su personalidad.

Los artistas alemanes Roland Fischer y Günther Förg centran su atención en los nuevos edificios y espacios públicos diseñados para la ciudad por el arquitecto portugués Álvaro Siza, mientras que el suizo Peter Wüthrich fotografía a jóvenes que llevan a la espalda libros abiertos simulando alas y mostrándonos distintos rincones de la ciudad en la serie Ángeles de Compostela.

En los trabajos del sueco Lars Arrhenius y la norteamericana Lorna Simpson las referencias a Santiago son más sutiles. El primero nos descubre en The Street algunas de las claves de la sociedad posindustrial a través de la animación por ordenador, mientras que Simpson utiliza el tema de la peregrinación como trasfondo en su película Corridor, ambientada en dos casas de Nueva Inglaterra.

Los dos artistas invitados a esta exposición -la catalana Montserrat Soto y el joven gallego Rubén Ramos- retratan paisajes pero desde ópticas bien diferentes. Soto presenta una instalación fotográfica basada en imágenes de escenarios paisajísticos industriales de la ciudad y combinadas con otras que proceden de distintas geografías. Por su parte, Ramos utiliza su condición de vecino de Santiago para ofrecernos la visión más poética de las diez propuestas presentadas mediante fotografías tomadas durante la exposición prolongada -entre 24 y 72 horas- de cámaras artesanales. La mirada paciente del artista nos permite descubrir colores y texturas de luz nunca sospechados en distintos escenarios de la ciudad.

Más que una muestra colectiva Compostela son diez pequeñas exposiciones en una que acaban ofreciendo al visitante una visión global sobre la geografía física y humana de Santiago.

Luis Caruncho. El CGAC acoge

también hasta finales de mayo una amplia retrospectiva sobre el artista gallego Luis Caruncho, uno de los nombres fundamentales del arte abstracto en Galicia durante la segunda mitad del siglo XX. Pintor, escultor y arquitecto, Caruncho pretende hacer olvidar a través de sus obras las miserias de la existencia cotidiana y aliviar el dolor que producen los horrores que afectan a la humanidad.

El recorrido por esta muestra permitirá descubrir la trayectoria de un artista que comenzó su carrera con cuadros neocubistas para evolucionar hacia una abstracción basada en la representación de formas geométricas. El mundo plástico de Caruncho consiste básicamente en una continua repetición sobre los mismos temas, aunque en los últimos años se ha permitido ciertas licencias como una serie de esculturas en bronce que representan mesas con objetos geométricos y reales.