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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Mi cuerpo y su burla

SI UNO INDAGA en el quién es quién de la fotografía internacional sobre John Coplans -"quien se reinventó a sí mismo como fotógrafo a los 60 años" y que murió a los 83 mientras dormía, en Nueva York- se podrá encontrar con una inflación de literatura confusa sobre su vida y trayectoria creativa. También, con una densa carga de reflexiones sobre su biografía enciclopédica: como fabricante de imágenes, que posiblemente diga nada de un artista/fotógrafo que tiene un espacio muy definido: fue crítico y pintor en el Reino Unido; además ejerció en la aviación británica durante la II Guerra Mundial; a su vez fue un gran activista cultural, organizador de exposiciones y con un hecho determinante que lo marcó: fue cofundador de una de las revistas más influyentes y de referencia, tangenciales al medio, Artforum (San Francisco, 1962).

Nació en Londres (1920), pero su pensamiento y manera de hacer tuvieron una alta dosis de la permeabilidad cultural de Suráfrica, donde se crió. Y, ante todo, para la historia reciente de la foto, es el maestro del autorretrato y de la fijación de la evolución singular -la biológica, las de un cuerpos, la de sí mismo- en una serie de imágenes registradas en primera persona. Son las propias de un individuo que se mira en un espejo con memoria, que es el objetivo de una cámara. Las de alguien que supo caligrafiar su existencia en una copia para, después, confeccionar el álbum más íntimo en un relato fragmentado literaria y visualmente, con sus cuerpos rotos en las copias que hacía en el laboratorio fotográfico.

A todo ello hay que colocarle unos añadidos culturales de referencia que lo han comparado en la plástica fotográfica contemporánea con los personajes remotos de la iconografía del barroco más denso (con las de Caravaggio, por ejemplo). También, lo hicieron con su obra remitiéndolos a los contenidos de los lienzos eclesiásticos más puros y duros -pertenecientes al mismo periodo de la historia del arte-: cristos crucificados y representaciones, en idéntica situación, de algunos apóstoles como san Pedro (véase, al respecto, el capítulo, que le dedica The photography book, editado por Phaidon Press Limited. Londres 1997). Lo cierto es que nos evoca una forma de hacer singular con no muchos referentes, en su época, que efectivamente son herederos de una actual escenificación pictórica cuyo guión es la transformación de un cuerpo evolutivamente (quizá, por mimetismo, la producción fotográfica más próxima a la suya sea estética, cronológica y conceptualmente la de Lucas Samaras).

Él supo marcar un antes y un después en esta forma de plasmar imágenes. Sus instantáneas nos remiten a un universo literario, entre los que son claves los textos de Manuel Mújica Láinez, en El unicornio, cuando escribió aquello que tanto le influyó sobre "mi cuerpo y su burla".

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